viernes, 6 de abril de 2012

Toro Salvaje (Martin Scorsese, 1980)


Afirmar que "Toro Salvaje" es una obra maestra es quedarse corto. Incluso está calificación, a menudo, tan sobrexplotada y una tanto rimbombante para ciertas películas se queda corta. Y, sin que sirva de precedente, voy a recurrir al criterio de autoridad para justificar mi afirmación: según el Instituto Británico de Cine (BFI) es una de las 10 mejores películas de la historia del cine.
       No penséis que digo amén a todo lo que opina el BFI. De hecho, esta película la he visto varias veces, y siempre me pareció bastante sobrevalorada. Decía "es buena, pero ni mucho menos tanto como se dice". Ayer la ví de nuevo y se me abrieron los ojos, lo cual es otra prueba a favor de mi teoría de que no siempre estamos en las condiciones adecuadas para ver una película, y que a la hora de hacerlo es muy importante las circunstancias y la disposición con las que lo hacemos.
       No quiero pereder el hilo, así que lo voy a retomar. "Toro Salvaje" es soberbia, una pelicula que merece estar por méritos propios en el Panteón del cine y que iguala o supera a los clásicos entre los clásicos. Por otro lado, es una auténtica lección de cine, una demostración de las capacidades expresivas de este arte, y si vinieran unos extraterrestres preguntando qué es eso del cine sería una de las primeras películas en las que pensaría para explicarselo. Hoy por hoy, la primera.
       La película es fruto de unas de las colaboraciones más fructíferas de la historia del cine: la del guionista Paul Schrader y la del ditrector Martín Scorsese, fundamentales para la renovación del cine americano y su ruptura definitiva con el clasicismo, que si bien había dado lugar a grandes películas, tambien encorsetaba el lenguaje cinematográfico e impedía ir más alla de lo hecho durante toda la vida.
       Paul Schrader es un entomólogo de la naturaleza humana. Atraído por los personajes conflictivos y oscuros los descibe friamente, sin justificarlos ni endulzarlos, presentádoselos tal cual al espectador, dificultando o imposibilitando cualquier empatía. Se limita a relatar lo que hacen, sin entrar en sus motivaciones profundas para que nosotros los entendamos. No digo esto como un defecto, sino todo lo contrat¡rio. No hay cosa que me moleste más que la moralina, es empalagosa y, sobre todo, trata al espectador como un idiota al que hay que dárselo toda masticado, ya que es incapaz de pensar por sí mismo. Schrader es un guionista inteligente que cree en la inteligencia de la audiencia. Al contrario, que el cine clásico y del nuevo, muy influido por la televisión (estoy pensado en Aaron Sorkin, del que ya hablé en mi artículo sobre la red social), los diálogos no son ingeniosos, profundos y reveladores, como si fueran fruto de una larga reflexión. "Toro Salvaje" está llena de monosílabos, de silencios incómodos, de diálogos entre personas que se dicen una y otra vez lo mismo porque no se escuchan, de absurdos... en definitiva como la vida misma; porque en el mejor de los casos pensamos mientras hablamos, no antes de hablar, si es que pensamos. Pero por eso mismo este guión tan "aguionístico" tiene un magnetismo irresistible, ya que nos sumerge en escenas que son como la vida misma, ya que nosotros mismos las hemos vivido.
          Y ese es otro de los méritos de la película hacer una obra de arte con personajes vulgares y situaciones vulgares. Nosotro en ese caso hubieramos hecho algo cómo "Salvame", o "Torrente" en el mejor de los casos. Pensadlo seriamente... ¿os imagináis una película española sobre Poli Diaz? Pues los personajes de partida (Jake LaMotta y Poli Díaz) no me parece tan diferentes, pero apuesto que el resultado si lo sería.
       Me estoy extendiendo mucho y aún no he hablado del principal artífice de esta maravilla: su director Martin Scorsese. En está pelicula, practicamente inventa un nuevo lenguaje cinematográfico. Para las escenas familiares utiliza encuadres largos y sobreiluminados que le dan un aspecto de documental. En los combates (nunca superados ni igualados en las películas de boxeo posteriores) recurre a planos cortos y de montaje rápido que crean confusión y no deja respiro al espectador. A veces, ralentiza la acción para subrayar la crudeza de los impactos y los destrozos que provocan. Y es que los combates son de una dureza extrema, que con los más de treinta años que han pasado no se ha mitigado. La iluminación varía en función del momento y así puede ser clara o neblinosa, segán el protagonista vaya camino del cielo o del infierno en el ring, y así podría seguir mucho tiempo más. En resumen que Scorsese se muestra como un director de recursos inagotables que hace volar la narrativa clásica. A menudo, se acerca más al simbolismo que al realismo, pero paradojicamente con ello nos acerca más a lo que se está contando. También quería hacer una mención a su director de fotografía, Michael Chapman, ya que nunca había visto una película en la que la fotografía se utilizase como recurso tan expresivo. Es una fotragía dura y hermosa al mismo tiempo. 
      Por ultimo, sólo dos reflexiones más. Dicen muchos intelectuales que el mejor cine hoy día se hace en la televisión. No dudo que la televisión tenga ventajas. No es lo mismo contar una historia en dos horas que en en cien. Si se tiene un buen guionista, en una serie se le podrá darse una capacidad de desarrollo de las tramas y de los personajes que en el cine sería imposible. Pero yo pienso que en eso consiste la grandeza del cine... en su capacidad de elipsis y de concisión, en decir con un gesto, con un movimiento lo que requeriría líneas y líneas de guión. He visto series muy buenas, pero en ninguna de ellas he visto secuencias como las que muestra "Toro Salvaje", "Shame", "Drive"...
    Las segunda relexión es que el cine norteamericano no necesita grandes temas o diálogos para hacer grandes películas. Ya lo hemos dicho, la trama de "Toro Salvaje" es de lo más vulgar... las elucubraciones antropológicas y teológicas del cine Bergmann o de Tarkovsky no aparecen por ninguna parte. Simplemente relata la vida, sin añadirle tratados de filosofía. Me encanta Bergmann y Tarkovsky, pero pienso que debemos aprender de los norteamericanos a hacer arte sin ser pedantes.
   Muchas gracias a los que me habéis leído hasta aquí. Os merecéis una cervecita.

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