lunes, 24 de diciembre de 2012

El Hobbit (Peter Jackson, 2012)

Siempre me ha gustado más la pequeña novela "El Hobbit", que la gran saga "El Señor de los Anillos". En general, en el arte prefiero las obras más modestas y menos pretenciosas, ya que suelo encontrar en ellas más encanto y frescura. El hecho de que el librito de Tolkien sea tan delicioso hace más inexplicable el fiasco que supone la primera entrega de la nueva trilogía tolkeniana firmada y filmada por Jackson.
        No me detendré mucho en comentar la primera trilogía del director neozelandés sobre las andanzas de la Tierra Media. Aunque a grandes rasgos las considero sobrevaloradas, no pueden negarse las virtudes de las tres películas basadas en "El Señor de los Anillos". Prodigiosas desde el punto de vista técnico y logístico, eran una fidelísima adaptación de la novela del Tolkien, con una calidad visual insuperable. No obstante,no pude sobreponerme a cierta sensación de tedio al verlas, y, aunque por momentos deslumbrantes, sobre todo me causaron aburrimiento. Comprendí que las premiaran con tantos "óscar" debido al esfuerzo titánico que debió suponer realizarlas, ya que probablemente "El Señor de los Anillos" sea el mejor ejemplo de que ya no hay nada imposible de trasladar a la gran pantalla.
        Y aquí está el principal problema de la nueva entrega: que intenta imitar y superar a su predecesora en el mismo terreno. "El Hobbit" es todo un ejemplo de película de aventuras no debe ser. Es pretenciosa, grandilocuente, exagerada y, en el fondo, acomplejada (la sombra de su antecesora es alargada). Tiene los defectos de su predecesora (esa retórica épica de libro de autoayuda, bastante cansina y poco convincente; la duración exagerada; la profusión de situaciones límite y desesperadas, cuyo abuso rompen totalmente el principio de credulidad y esas interminables y monotonísimas batallas y persecuciones que, vista una, vistas todas) más los defectos de otras inspiradores de tercera  o cuarta clase, como la infame "Piratas del Caribe" (tramas absolutamente predecibles, una superficialidad insoportable, recorrer una y otra vez los mismos tópicos, el intentar llegar a todos los públicos para no llegar a ninguno, ...).
      ¿Es qué no tiene ninguna virtud esta película? Sí, precisamente en los momentos (pocos) más fieles al libro. Y es una pena, porque da la impresión de que si hubieran optado por lo más sencillo, respetar el espíritu del librito de Tolkien, hubieran hecho una película de aventuras entretenida y deliciosa para todas las edades, pues el tono visual está más que logrado. Sin embargo, traicionando el espíritu de la novela han optado por refundar la trilogía "anillesca" con una película exagerada y desproporcionada. No tengo nada en contra de las adaptaciones libres, pero me resulta irritante que se falte de forma tan flagrante al espíritu original, pues se ve a leguas que no hay ningún interés en contar nada nuevo  ni diferente, sino en llenar la caja, estirando hasta lo insufrible la historia. A los cinco minutos ya estaba deseando que terminara porque sabía que no me iba a aportar nada.
    No quiero entrar en la polémica sobre los 48 fotogramas por segundo o las tres dimensiones, salvo decir que estos "hitos" tecnológicos todavía no han logrado hacer que una película me parezca más interesante, y si más confusa y mareante (y, desde luego, más cara).
    Es muy desagradable la sensación que tuve, nada más terminar la película, de que podría haberle dado un uso mucho mejor a mi dinero. Mi consejo es que lean el libro (si no lo han hecho ya) y se olviden del film.