martes, 31 de julio de 2012

Pickpocket (Robert Bresson, 1959)

Cuando leí Crimen y castigo, pensé que sería absolutamente imposible hacer una buena versión cinematográfica de ella. ¿Cómo poner imágenes y sonidos a una trama que sobre todo ocurre en el interior de su protagonista? Porque, al fin y al cabo, la obra maestra de Dostoiesvky es el retrato de una lucha interna. Evidentemente, eso fue antes de conocer a los grandes maestros del cine, como el francés Robert Bresson, y de ellos he aprendido que no hay prácticamente nada que no pueda contarse con una película.
     Pickpocket (Carterista) es una adaptación muy libre de la gran novela rusa. Cualquiera que la haya leído podrá reconocerla, a grandes líneas, en la película. Sin embargo, Bresson mantiene el esqueleto a base de cambiar todo lo demás: los hechos, la ambientación, el enfoque, etc. Como en la novela de Dostoiesvky el protagonista es un joven orgulloso, solitario, inteligente, pobre e inadaptado. Al igual que Raskolnikov, Michel tiene una curiosa teoría, según la cual el crimen es una forma de expresión lícita e incluso necesaria para ciertos seres humanos, que son superiores a la mayoría. Sin embargo, si el ruso fue un delincuente puntual, el francés lo es habitual.
    Y es que ése es el gran logro de Bresson, ya que para permanecer fiel al espíritu de la novela, cambia por completo la letra. Raskolnikov era un ser atormentado, torturado por sus propios remordimientos, mientras que Michel es una especie de depredador que delinque compulsivamente. Lo que hermana a ambos es su absoluta soledad, ya que se encuentran fuera de la hermandad humana y se dedican a vagar sin rumbo, como consecuencia de su propia automarginación. Bresson logra exteriorizar magistralmente lo que en la novela era interior. A su vez, desplaza el centro de gravedad del argumento del remordimiento a la soledad.
   La visión de Michel yendo de un sitio a otro de París, dedicándose a robar, con un miedo y una tristeza infinita es algo que debe pasar a la historia del cine por derecho propio. Es verdad, que la película no tiene la profundidad psicológica que la novela que la inspira, pero la manera en que nos hace sentir el desamparo, la desorientación y la soledad de su protagonista es de una intensidad difícilmente explicable.
    Una vez más Bresson firma una obra maestra absoluta, todo un ejercicio de reflexión sobre la frágil y perdida condición humana. Como todas las películas del gran director francés, Pickpocket es poesía en imágenes, una poesía sobria, directa, sin adornos y minimalista, donde menos es más.
    Una película sublime.

lunes, 30 de julio de 2012

Seconds (John Frankenheimer, 1966)

Seconds (me niego a dar su título en español, ya que es un despropósito) es, posiblemente, la mejor película de un director tan sólido como John Frankenheimer, y sin duda alguna, una de las mejores películas de intriga de la historia.
      Narrada con una gran fuerza y convicción, de tal manera que en ningún momento, su trama te suelta, cuenta la historia de una organización secreta que se dedica a procurar una nueva vida a hombres de mediana edad que están descontentos con la suya. Para ello simulan sus muertes, los someten a una operación de cirugía plástica que le da un rostro por completo nuevo y les crean una biografía y ocupación de acuerdo con sus más íntimos deseos.
    Esta película ejemplifica como pocas el viejo dicho de "cuidado con lo que deseas, porque puede que se te cumpla". Y es que la película plantea una serie de cuestiones: ¿De verdad es posible renunciar a toda la vida y lo que ella significa, sobre todo familia y amigos? ¿Son nuestros sueños como los habíamos imaginado? ¿És lo mismo que nos den las cosas ya hechas que ganárnoslas nosotros mismos? ¿Se puede empezar de cero, fundado en una mentira?
    La historia también puede verse como una revisión del Retrato de Dorian Grey, aunque muy libremente inspirada, y como el cuento de Oscar Wilde contiene un enfrentamiento entre lo dionisíaco (el placer, la desmesura, el dar rienda suelta a los instintos) y lo apolíneo (el equilibrio, la prudencia, la sobriedad...).
    Pero por encima de cualquier consideración filosófica, Frankeheimer ha creado una película de intriga electrizante, que te atrapa desde el primer minuto y no te suelta hasta el final... una historia donde la libertad sus personajes queda mucho en entredicho. Toda ella envuelta en una atmósfera claustrofóbica y agobiante.
  El director logra darle a las secuencias clave una intensidad raras veces alcanzada, con lo que se te clavan hasta la médula. Nunca Rock Hudson había resultado tan convincente.
  Una película que encuentra el equilibrio perfecto entre entretenimiento e inteligencia, pues bajo la trama de intriga se esconde una de las reflexiones más amargas y desesperanzadas sobre la vida humana.
   Un clásico casi desconocido e imprescindible.

viernes, 27 de julio de 2012

Halbe treppe (Andreas Dresen, 2001)

Está claro que uno de los signos de nuestro tiempo es la crisis de la pareja y del propio concepto de amor. Son muchas las películas que han abordado el tema, pero muy pocas, si es que alguna, con la frescura, el realismo y la originalidad de Halbe Treppe (en alemán, La media escalera).
        En un cruce de caminos entre el cine de Ingmar Bergman, Woddy Allen, Emir Kusturica y Lars von Trier; del primero toma la dureza, del segundo la ligereza, del tercero el toque surrealista y folclórico y del último las claves estilísticas.
      Como su propio título indican sus protagonistas no van a ninguna parte. Acostumbrados a los guiones lineales, con planteamiento, nudo y desenlace, la trama de la película nos sorprende y desconcierta por las idas, venidas, callejones sin salida y quiebros de sus personajes. Su desarrollo es caótico e impredecible como la vida misma.
     Nos sorprenderemos viéndonos reflejados en muchas de las situaciones. Quizá quisiéramos un espejo más favorecedor, pero me temo que la película no adorna demasiado los hechos, por lo que es de una honradez casi dolorosa. No está exenta de humor, e incluso se la podría calificar de comedia, pero es un humor que sin llegar a ser negro nos deja una risa nerviosa y una sonrisa congelada, como el invierno de Baviera que la enmarca.
    Dos parejas, una infidelidad y cuatro actitudes podría ser el resumen de su argumento, con unos personajes que parecen sacados de la vida misma, y que no son ni más guapos, ni más listos, ni más conscientes de lo que hacen que cualquiera de las personas que nos cruzamos en nuestra vida cotidiana (léase nosotros mismos). Este carácter casi documental se traslada al aspecto visual de una manera absoluta, pues parece rodada con una cámara digital en mano. Cómo decía antes no es una película que nos favorezca mucho, ni muestre nuestro lado más digno o heróico.
   Con esta película nos sorprenderemos, indignaremos, reiremos y lloraremos. Rechazaremos lo que nos muestra, al mismo tiempo que lo comprenderemos.
  Elegida como una de las diez mejores películas del primer decenio de este siglo por el BFI (British film institute), reconozco su frescura y brillantez, aunque tampoco logre ver en ella la obra maestra que el prestigioso instituto de cine a visto en ella. En cualquier caso es absolutamente recomendable.
   Una película que parece sacada del día a día... desde luego, son malos tiempos para la lírica.

jueves, 26 de julio de 2012

El caballo de Turín (Béla Tarr, 2011)

Se cuenta de Nietzsche, él más visceral de todos los filósofos de la historia, el hombre que mató a Dios y que engendró al superhombre, el que no tenía más moral que su voluntad y su fuerza, que se arrojó, en Turín, desesperadamente al cuello de un caballo que estaba siendo castigado inmisericórdemente por su cochero, para protegerlo y confortarlo. Tras esto estuvo dos días sin hablar y sin prácticamente reaccionar a estímulo alguno. 
      Poco tiempo después su fogoso caracter se apagó y se convirtió en un hombre afable y mentalmente enfermo. Antes de morir le dijo a su madre: "Perdóneme, he sido un estúpido". Nietzsche no fue un cualquiera, fue el gran azote del cristianismo, y una de las inspiraciones de los totalitarismos... posiblemente a su pesar, uno de los pensadores más influyentes de la historia. Un hombre del Siglo XIX que alumbró el Siglo XX.
     ¿Qué significa la anécdota del caballo? ¿Que el hombre que afirmó que lo débil no valía y que el deber de todo ser fuerte es acabar con ello; qué la compasión es un sentimiento de esclavos y los libres deben evitarla como la peste, de pronto, irresistiblemente, se vio impelido a proteger un ser (ni siquiera una persona) del que se estaba abusando por la fuerza? Tengo mi respuesta, pero prefiero que tú, lector, saques la tuya.
     ¿Y que tiene que ver esto con nuestra película? Pues que el Caballo de Turín, está inspirada en este hecho, y narra qué fue del caballo y de su cochero tras aquél.
    Si esta crítica te parece un poco más corta de lo habitual no es por pereza, es que quiero contar lo mínimo posible de esta película para que tú mismo saques tus conclusiones. 
    En lo que si me voy a detener un poco más es en la valoración. El Caballo de Turín es una obra de arte con mayúsculas, una joya, no ya del cine, sino de la cultura en general. Habría que remontarse a Dreyer o a Tarkovsky (en mi opinión los dos mejores directores de la historia) para encontrar algo parecido. Una propuesta absolutamente radical en su desnudez. Cine que no pretende entretener, sino que es búsqueda de la verdad, y es la manifestación de las inquietudes más íntimas y profundas de un artista. Una obra que, como Tarkovsky diría, es una escultura en el tiempo. 
    Y no te quiero decir más, pues, como en la vida, cada uno debe sacar sus conclusiones. Existe una alta probabilidad de que esta película aburra y resulte insoportable. Es el precio que paga por su brutal honradez y absoluta personalidad. Pero también está la posibilidad de que resulte hipnótica y se grabe a fuego en el espíritu: a mí aún me parece estar viéndola, o mejor dicho viviéndola.
     No voy a teorizar sobre ella ni voy a intentar darte instrucciones. Sinceramente te diré que, desde mi punto de vista, está película merece como pocas quedar para la posteridad. Una última cosa: su relación con Friedrich Nietzsche no es mera casualidad.

martes, 24 de julio de 2012

El Caballero Oscuro: la leyenda renace (Cristopher Nolan, 2012)

¿Es Dark Knight rises (prefiero el título en inglés) esa obra maestra absoluta, que en en un fin de semana ya está entre las diez películas mas valoradas de la infalible IMDb, o es ese bodrio insoportable que señalan algunos críticos? Bueno en el cine no hay verdades absolutas (¿acaso lo hay en algún aspecto de la vida?), pero las opiniones argumentadas y contrastadas siempre iluminan algo, ya que tampoco creo en la pura subjetividad.
       Así que voy sumarme a este ruidoso coro con mi humilde, pero esforzada opinión. La verdad es que fui a ver Dark Knight rises sin demasiada convicción. Ya percibí ciertos defectos en la anterior entrega de la franquicia, que tras una primera parte magistral, dominada por un Jocker (Heath Ledger) descomunal, se perdía en un clímax tras otro y en la grandilocuencia, hasta llegar  aburrir. Siempre he opinado que si The Dark Knight hubiera durado tres cuartos de hora menos hubiera sido una obra maestra del cine de acción, un referente para este género durante mucho tiempo. Además, tras esta película Nolan tuvo un ataque de megalomanía y nos castigó con la aburridísima, pretenciosa e incomprensible Origen, que, por más que a muchos les encante (en IMDb está en el puesto quince), no le veo la gracia: es una película en la que no entiendo nada y que se recrea una y otra vez en un ejercicio de estilo vacío, y encima con maneras de gran revelación filosófica.
    Por todo ello mis expectativas no eran muy altas. Y así llegó la agradable sorpresa. Dark Knight rises es una digna y entretenida película. Como en la anterior el protagonista parece haberse oscurecido (creo Christian Bale que lleva tiempo cansado del Hombre Murciélago), y el principal atractivo está en los secundarios: el villano Bane (Tomas Hardy) y la encantadora ladrona (Anne Hathaway). Hardy construye un villano que realmente llega a dar y miedo, y, si bien no logra que nos olvidemos del Joker, es un digno sucesor suyo. Por su parte Hathaway hace una revisión de Catwoman cargada de gracia, descaro y sensualidad.
     Las escenas de acción están muy logradas, sobre todo en la distancias cortas o en el uno contra uno. En el miles contra miles, uno contra miles o miles contra uno, la cosa ya es un poco más aburrida. Pero es el signo de los tiempos, las "pelis" de acción tienen que ser grandiosas (¿por qué nadie aprende de Drive?). Tampoco ayuda tanta pretensión psicológica o sociológica, y tanta penetración moral. Probablemente, no sea el género más adecuado para ello. Soy de la opinión de lo que mejor funciona en este tipo de películas es la sencillez, y ahora todos los guionistas de películas de superhéroes quieren ser Shakespeare. Tampoco me gusta la grandilocuencia en los desarrollos. ¿Todas las películas de Batman tienen que tratar de si Gothan va a volar por los aires o no? ¿No sería más conveniente si la acción se limitara a un entorno más reducido y problemas más concretos? Se ganaría en realismo, facilidad de identificación, y serían más divertidas.
    A pesar de todo lo que he dicho, creo que Dark Knight arises es una buena película y entretenida, aunque al final canse un poco. En cierta manera, es incluso mejor que la anterior, ya que, aunque no sube tanto, tampoco cae tan estrepitosamente luego. No sería descabellado decir que es la más equilibrada de las tres.
    Con esta película se cierra una muy digna trilogía del cine de entretenimiento. Películas que llenan salas pero que tienen un mínimo de calidad, y eso hoy por hoy es muchísimo, a la vista de tanta superproducción descerebrada.
   Si les he puesto tantos peros, es porque con algo más de frescura y descaro y no tanta solemnidad, creo que hubieran sido mucho mejores.
  En resumen, la tercera entrega del Batman de Nolan es una buena película, que sin grandes conquistas nos mantiene casi todo el tiempo pegados a la butaca (y durando casi tres horas esto es de un mérito enorme). No es ni la gran obra maestra que muchos dicen, ni tampoco el bodrio infumable que algunos críticos perciben. Una película más que correcta, que merece la pena ver en el cine.
      

lunes, 23 de julio de 2012

The slaves (Spirits of the sun, 2012)

The slaves son un dúo de Oregon, que hacen una música envolvente y de carácter religioso en incluso litúrgico. Combinan la delicadeza y la belleza vocal con la densidad, la riqueza y la fuerza de su sintetizador y de su guitarra distorsionada. Spirits of the sun es su primer LP. Un trabajo maravilloso y que realmente merece la pena oir.
       111 comienza con un triste y nostálgica música que recuerda a un coro medieval, que acaricia delicadamente los oídos. De fondo, empieza a oírse un sonido amenazante y más oscuro, que progresivamente va desplazando el primer motivo. Entonces la canción original se repite, pero tocada de manera muy distorsionada. Termina en medio del ruido.
      River empieza con un elegíaco tarareo, que va ganando intensidad gracias a la entrada del sintetizador y de la guitarra eléctrica. Una voz angelical surge y entona una maravillosa melodía, que después se ve reforzada por unos cristalinos instrumentos. Su motivo se repite una y otra vez con sus subyugadora belleza. Se desvanece lenta y elegantemente hasta desaparecer.
      The field, es más oscura, al menos al empezar: el motivo melódico principal está compuesto por cuatro notas, sobre el que se desarrollan otras melodías más claras y optimistas, tocadas con un timbre más alto. El desarrollo de la pista depende en gran medida de las distorsiones de fondo, que se van intensificando, y de nuevos instrumentos que se suman a las variaciones melódicas. Consigue en el oyente un verdadero efecto hipnótico.
      Born into light empieza con unos preciosos coros de estilo medieval, que despiertan un sentimiento místico. Se van embelleciendo con las limpias y transparentes aportaciones del sintetizador. Cuándo éste se hace más fuerte, la pieza gana en fuerza, convicción y altura espiritual. Nos sentimos entonces como Ícaro, volando cada vez más cerca del Sol. Y es que las canción tiene un desarrollo espiral, con la repetición del mismo motivo, cada vez de forma más convencida y rica, como acercándose a su centro. Los coros han pasado a ocupar un lugar secundario y ahora los protagonistas son los sonidos cósmicos. Al final, todo se detiene, y se oye una una guitarra distorsionada, con la que todo termina.

domingo, 22 de julio de 2012

Alemania: año cero (Roberto Rossellini, 1945)

Alemania: año cero es un ejemplo de cine valiente, comprometido y sin concesiones. Cuando todos estaban haciendo películas que celebraban la victoria sobre los alemanes, Rossellini se atrevió a dirigir su misericordiosa mirada a los vencidos, a un pueblo destruido material y moralmente por la guerra, la vergüenza y la culpa... víctima de una hipnótica ilusión que lo había conducido a cometer las mayores atrocidades de la historia, y de su propia debilidad para pararlas.
      Rossellini, haciendo un ejercicio de humanidad y de justicia, retrata la otra cara de la victoria en la Segunda Guerra Mundial.  Y, como él mismo dice: "intento contar de la manera más objetiva posible los hechos. No es un documento que culpabilice a los alemanes. Tampoco los justifica. Mi única intención es dejar que sean los propios hechos los que hablen por sí mismos".  Este grial tantas veces buscado de la objetividad, y tan pocas veces alcanzado, milagrosamente recorre toda la película.
      No nos olvidamos del Tercer Reich, y de su diabólica naturaleza y poder, pero no podemos evitar que nuestra mirada se dirija hacia ese gran pueblo que es el alemán, reducido a escombros como sus edificios. Y, así asistimos al pillaje, el mercado, las cartillas de racionamiento, el hambre, la clandestinidad, el prostituirse por unos cigarrillos o latas de comida, el hacinamiento de familias y familias en pisos pequeños, y, sobre todo la pérdida de la inocencia infantil.
    Rossellini centra su mirada maestra en un niño, Edmund, convirtiéndolo en el centro de una película coral y en el guía de nuestro viaje por la pobreza y la miseria moral. Edmund, que, como todo niño, es el eslabón más frágil de la cadena social. El que más debería protegerse, pero desgraciadamente el que más indefenso se deja. Es una pequeña limadura de hierro que se siente orientada y atraída por todo lo que ocurre en el exterior. Obligado a dejar de ser niño y a trabajar para alimentar alos suyos, es víctima de los abusos de un mundo exterior inmisericorde. Su propia alma es un terrible campo de batalla, donde se enfrentan las necesidades de los suyos, su bondad natural, los cantos de sirenas del mundo exterior y los ecos de la educación inhumana recibida.
     Alemania: año cero retrata con una crudeza absoluta, al mismo tiempo que con una humanidad exquisita un tema que, probablemente, para la mayoría de nosotros sea desconocido: la terrible posguerra alemana. No es sólo una película valiosa por su contenido humano o social. Es toda una joya desde cualquier punto de vista, y Rossellini se manifiesta como uno de los grandes maestros de la historia del cine, tan bueno que a menudo nos olvidamos de que está presente. Y es que este es el gran milagro de la película, que sus personajes y vicisitudes cobran vida ante nuestros ojos.
     Una obra maestra absoluta. Una película que nadie debe dejar de ver. Un ejemplo de lo que el cine puede llegar a ser, pero muy pocas veces es.

viernes, 20 de julio de 2012

Avaricia (1924, Erich Von Stroheim)

Una de las grandes dificultades de comentar esta película es que no se parece en nada a la que tuvo en mente su autor. Von Stroheim rodó 96 horas de película, que el montaje debía rebajar a nueve. Ésta era la película que el director proyectó. Sin embargo, el productor se negó rotundamente a que fuera tan larga, y la recortó hasta dos horas. Esta versión reducida es la que se proyectó y la que siempre ha circulado entre el público. Por supuesto que también es la que vamos a comentar en este artículo. Lo más llamativo es Von Stroheim siempre renegó de lo que consideraba una burda mutilación de sus obra, y nunca accedió a verla.
      Por eso nos encontramos ante el inédito caso de una obra maestra absoluta que lo es en contra de su autor. Posiblemente todos los elogios que durante casi un siglo se han vertido sobre ella, serían imprecaciones de boca de su director. ¡Qué curioso puede ser el mundo del arte! Para intentar dar un punto de vista complementario y que, de alguna forma, ayude a superar esta contradicción, diré que no es la primera vez que un productor muestra mucho mejor olfato que un director, al que a veces pierde la megalomanía y la soberbia, fruto de su conciencia de genio. Ahora, con los DVDs y similares se han puesto de moda la famosas "versiones del director", y eso no has permitido comprobar que en general las versiones proyectadas, suelen ser mejores que las otras, supuestamente más de autor. Una clara demostración de que el cine no es un arte individual, si es que acaso hay alguno.
    Hablando propiamente de esta película, lo único que se puede decir de "Avaricia" es que es una película soberbia. Y que sus dos horas pasan como un suspiro. Es imposible no sentir admiración por los primeros maestros del cine que, con tan pocos medios, eran capaces de narrar grandes historias  con una intensidad que hoy prácticamente no se ve.
     En resumen "Avaricia" es un inmisericorde y durísimo retrato de la degradación humana. Todo la acción de la película ocurre en el interior de los personajes, y asistimos su conversión: ser seres buenos y agradables a en monstruos repugnantes capaces, de lo peor. Su caída está contada sin pausa, pero sin prisa, y como una tela de araña nos envuelve más y más, dando lugar a sentir verdadera claustrofobia. Es imposible ver esta película sin sentir horror, indignación y repugnancia; no sólo hacia sus personajes, sino hacia nosotros mismos, pues quien más o quien menos, ha caído en algunos de los vicios que se muestran en el film.
    Von Stroheim se muestra en esta película como un auténtico genio y un visionario. Posee una gama de recursos visuales casi infinitas. El uso de los primeros planos y del montaje rápido es muy vanguardista y plantea metáforas que recuerdan al mejor Buñuel. Se reconoce en el una imaginación desbordante, quizá en exceso y una fuerza excepcional a la hora de contar la historia.
    Muchas veces, cuando se alaba o recomienda una película muda, parece un ejercicio de pedantería. En este caso no es así en absoluto. Salvo por el blanco y negro y la falta de sonido, "Avaricia" es más convincente, desasosegante, poderosa y terrible que el cualquier película de hoy día que trate un tema similar.
     Imprescindible.

martes, 17 de julio de 2012

Elefante blanco (Pablo Trapero, 2012)

Elefante blanco es el nombre con el que se conoce un gigantesco hospital a medio construir en Buenos Aires: estaba destinado a ser el más grande de Latinoamérica, pero debido a la dejadez de las autoridades se ha quedado a medio hacer. El projecto ha sido retomado por los sucesivos gobiernos, pero ninguno se ha interesado realmente por terminar el edificio. Así, ese edificio puede servir perfectamente como metáfora de los proyectos inacabados. Alrededor de semejante mastodonte ha crecido una "villa", o barrio marginal, donde vive gente humilde, azotada por la delincuencia, la droga (especialmente el crack), y sobre todo, la dejadez de las autoridades civiles y religiosas.
     El film está inspirado en la labor de una serie de sacerdotes, que junto con los vecinos de la "villa", están luchando por dignificarla, proporcionarle los servicios básicos y librarla de las garras de la delincuencia y de las drogas.
    La película esta contada con fuerza y convicción, y todo en ella huele a realismo. Se centra especialmente en la psique de los sacerdotes que trabajan en la villa; en sus esfuerzos, desvelos y escasas recompensas; en sus demonios internos y dudas de fe. El ambiente en el que trabajan está narrado sin concesiones. La marginalidad se representa en toda su crudeza, y muchos de sus personajes son desgraciados que no han cometido otra falta que nacer en el lugar equivocado, siendo condenados a no tener horizonte ni derecho a aspirar a una vida mejor. 
   Dirigida con brío, el retrato del laberinto donde se desenvuelve la vida de sus habitantes es realmente dantesco. Y la sensación que más se experimenta viendo la película es la de frustración: frustración al comprobar como las autoridades no hacen nada por arreglar la situación y dar a esas personas unas condiciones de vida mínimamente dignas, y que el trabajo de los que intentan salvar el barrio se estrella una y otra vez en el muro del oportunismo, la desidia y la hipocresía.
    Es una buena película, convincente y bien narrada, que refleja una realidad que no conocíamos la mayoría (al menos yo no tenía la menor idea). Sin embargo, se me ocurre una reflexión. Unos de los dichos más conocidos, y probablemente más certeros es "la realidad supera la ficción". Leyendo en el periódico una entrevista a dos de los sacerdotes que trabajan junto a la comunidad de la villa, creí ver que la percepción que ellos tienen bastante distinta de la que trasmite la película. 
    Para empezar, en ellos se descubre una paz que en los personajes de ficción no se encuentran.  A pesar de su perfecta lucidez sobre el tema, se muestran optimistas y esperanzados. Supongo que tendrán sus crisis y frustraciones, pero no parece que sean lo determinante en sus vidas. Tampoco se perciben a sí mismos como héroes solitarios que luchan contra los poderes establecidos, sino que se sienten parte de la comunidad a la que sirven, y afirman que son meros colaboradores de sus vecinos, que son los verdaderos promotores del cambio. Hubo una afirmación que se me quedó grabada "Buenos Aires le debe mucho a la villa, pero también es cierto que la villa tiene mucho que ofrecerle a Buenos Aires. Aquí hay una solidaridad entre los vecinos que no se da en ninguna otra parte".
    Estás cosas me hicieron pensar. ¿Por qué nos resulta más fácil ver el lado malo de las cosas que su lado es bueno? ¿Por qué para denunciar una situación injusta adoptamos una posición casi nihilista? Probablemente resulte contraproducente, porque si nada podemos esperar, ¿para que luchar? ¿Es que no podemos reflejar la humanidad de los sacerdotes sin dudar de su vocación? Son hombres, sí, eso nadie lo duda, pero tienen algo distinto que les permite ver luz, cuando los demás sólo vemos oscuridad: la confianza en que el bien y la verdad tienen la última palabra. Sería mejor para todos que aceptáramos esto. Así, nosotros, pobres criaturas, asustadas y egoístas, puede que nos hiciéramos a su imagen y semejanza; en lugar de lo que habitualmente hacen los guionistas, que es reducirlos a la nuestra. 
     Tal vez es porque en el fondo no saben de lo que están hablando: una cosa es penetrar en los vericuetos socio-económicos, y otra penetrar en el corazón de Dios y en el de la gente que se ha dejado tocar por Él.

domingo, 15 de julio de 2012

Put your back N 2 it (Perfume genius, 2012)

Perfume genius es, en realidad, el cantautor de Seattle Mike Hadreas. Put your back N 2 it es su segundo album. Este pequeño collar, pues apenas dura media hora, está hecho de doce preciosas perlas. En efecto, las pistas tienen una duración media de apenas dos minutos y medio, que le son bastante a Hadreas para hacer composiciones de una enorme belleza y capacidad de sugestión. Siempre acompañado de su piano, el músico nos invita a penetrar en su alma. Un alma delicada, que se transparenta a través de su etérea música y poéticas letras, y cuyos motivos principales son la necesidad de amar y ser amado, y  de encontrar un sentido a la vida. Aunque no se pueda decir que sea música religiosa, transpira espiritualidad por todos sus poros. Sin duda uno de los álbumes más hermosos de 2012.
    AWOL marine es una preciosa canción de muy evocativa letra, en la que las sílabas no se pronuncian, sino que se deslizan desde un mundo que parece estar más allá de los sueños. Este hermoso alegato antibélico crea una atmósfera tierna y evolvente a traves de la delicadeza de su piano, su hipnótico sintetizador y la dulce voz de Hadreas.
    Normal song es una composición menos experimetal y de carácter más típicamente folk. Comienza con una suave delicada guitarra acústica, acompañada más tarde por el piano. Al mismo tiempo que una confesión de miedo, es una confesión de esperanza en que la luz siempre brillará entre las tinieblas.
    No tear es una original y rompedora pieza y, al mismo tiempo, claramente heredera de la tradición americana. Trata del desamor y el orgullo. Su estructura básica se ve rota por elementos vocales  e instrumentales inéditos; que la colocan mirando al futuro al mismo tiempo que mira al pasado.
   La hermosa 17, con su maravilloso piano y la acariciadora voz de Hadreas, esconde una poderosa y demoledora canción, absolutamente nihilista, que opta por la nada y la ignorancia. Los fantasmagóricos sonidos que la acompañan nos dan una pista de ello.
    Take me home es casi una pieza de rockabilly que cuenta la historia de una anulación por amor. La etérea guitarra eléctrica y percusión casi obsesiva son sus dos rasgos estilísticos más destacados.
    Dirge es una amarga y dura reflexión sobre la futilidad de todo, y de como toda arrogancia termina en muerte. El carácter fúnebre viene sobre todo marcado por el piano. A pesar de ello, la voz del solista mantiene su suavidad, mostrando más pena que enfado en lo que dice. Esta composición es una maravillosa elegía, a la que suma un sintetizador, que, sin ser religioso, parece remitir al otro mundo.
    Dark parts es, a pesar de su título, la más optimista y rápida de las composiciones, con ese esplendido piano, que recuerda a Phillip Glass, y su percusión de reminiscencias celtas... expresa que el amor es sacrificio y cargar con la debilidad del otro.
   All waters empieza con un poderoso y envolvente sintetizador... la voz de Hadreas se ha hecho más grave e intensa para cantar este adiós a la vida y al mundo.
   Hood es una pequeña joya sobre el amor entre dos hombres y la difícil que resulta sentirse querido, de apenas dos minutos; una composición tímida y vestida con sólo el piano en su primera mitad, pero que sube repentinamente de revoluciones y de intensidad en la segunda. 
   Put your back N 2 it, bellísima pieza de una dulzura milagrosa, alcanza cotas realmente sobresalientes con el sintetizador. Es una preciosa confesión de amor y de deseo de bien y protección hacia la otra persona. Hacia el final, el piano deja de ser el acompañante para tomar la iniciativa, y terminar como las gotas de una suave lluvia.
    Floating spit es una de las pistas más irreales y misteriosas. Más electrónica y menos acústica que el resto, se caracteriza por su evocativa y difícil de interpretar letra, que parece referirse a la imposibilidad de vencer los propios miedos. 
    Sister song, casi un coral evangélico con toques de espiritual negro, cuenta la historia de una partida. Es una canción que refleja la búsqueda de lo mejor y el abandono de lo seguro, al mismo tiempo que reivindica la necesidad de un hogar, al que al menos se pueda volver con el recuerdo.
    En definitiva, un trabajo que no debéis dejar pasar. Su belleza y profundidad son muy difíciles de encontrar hoy día.

viernes, 13 de julio de 2012

El árbol del ahorcado (Delmer Daves, 1959)

El árbol del ahorcado es una de esas pequeñas maravillas del Hollywood clásico que son menos conocidas por el gran público, a pesar de que sus méritos no son, ni mucho menos, menores que el de otras películas mucho más populares. No es una obra maestra, ni una de las cumbres del cine, pero si es una estupenda y muy hermosa película, además de entretenida y conmovedora.
      Encuadrada dentro del género western, sería complicado quitarle está etiqueta, ya que se desarrolla en un marco muy específico: el de la fibre del oro. Sin embargo, en esta película no hay duelos, ni pistoleros lentos o rápidos,... sólo tangencialmente aparece una diligencia; tampoco hay batallas entre indios y vaqueros, ni tiroteos porque en una mesa de juego se han hecho trampas. En resumidas cuentas, El árbol del ahorcado se considera un western por su escenario, pero prácticamente no tiene ninguno de los otros elementos del género. Es más bien un hermoso drama humano ambientado en la conquista del oeste.
     En lo que sí coincide totalmente con el género  es en el magnífico uso de los espacios abiertos, siguiendo las enseñanzas del maestro John Ford. Muchos de los planos exteriores de son auténticas obras de arte, con las siluetas humanas contrastando maravillosamente con el majestuoso cielo, o como logra, mediante la distribución de los personajes en el espacio, aportar información sobre su papel en la historia.
    Este film narra con una sencillez y una precisión pasmosa lo mejor y lo peor del ser humano. En él aparecen todos los vicios: la envidia, la avaricia, la superstición, la hipocresía, la venganza, la veleidad de los individuos y, sobre todo, de los grupos... así como todas las virtudes: la sabiduría, la generosidad, la fidelidad, la abnegación, la discreción, la amistad y el amor. Lo sorprendente es que todo ello está contado sin la más mínima pretensión, como si  los guionistas hubieran hecho involuntariamente un pequeño tratado de antropología.
    Como en la mayoría de las películas del hollywood clásico el elenco de actores es prodigioso y sus interpretaciones monumentales. Gary Cooper está estupendo como el desinteresado, atormentado, complejo y contradictorio  protagonista. Maria Schell es la bondad, la dulzura y el amor personificados... también el espíritu de lucha, de trabajo y el orgullo. Karl Malden interpreta magistralmente a un pobre diablo incapaz de dominar sus instintos.. primitivo, ignorante y malvado. Pero el que más me impresionó fue George C. Scott en su pequeño papel de predicador apocalíptico, cruel, hipócrita y alcohólico. Prácticamente cuando aparecía en la pantalla me magnetizaba, tal era la energía que trasmitía. Ante tanta estrella consagrada, no se le notaba mucho. Pero si os fijáis un poco descubriréis el germen del inmenso actor (uno de los mejores de la historia, por no decir el mejor) que llegó a ser.
    Creo que son suficientes argumentos para ver la película. Y ahora quiero disculparme, porque creo que he pecado de cerebral. Todo lo que he dicho hasta ahora es cierto (o, al menos, yo lo veo así). Pero apelando más a los sentimientos diré que El árbol del ahorcado es una de las historias de amor más hermosas que se han contado en la gran pantalla, con uno de los finales mas bellos y estremecedores que podáis imaginar. Además tiene una banda sonora espléndida en la que destaca su maravillosa canción, que una vez oída no olvidaréis.

miércoles, 11 de julio de 2012

Dead magick, part I (Dead skeletons, 2011)

Si me permitís decirlo Dios bendiga a los Dead skeletons. Estos maravillosos islandeses locos han debutado con un doble álbum magnífico. Tal vez no sea el mejor disco de 2011, pero tampoco es necesario. Mientras que la nueva música se caracteriza por unos desarrollos complejos y laberínticos con trabajados arreglos y abundantes distorsiones y giros, que hacen imposible predecir cómo se va a desplegar la pista, Dead skeletons supone regresar a años más sencillos y felices. Sin dejar de ser complejas y vanguardistas, sus pistas suponen una vuelta a los orígenes del rock: ritmos más sencillos y pegadizos, mayor importancia del impacto y del colorido sonoro, y no tanto de la complejidad estructural: son composiciones que te conquistan a la primera.  Y que nadie piense que son un ejercicio retro. Estos chicos miran tanto al futuro como al pasado. Creo que si oyéramos el disco sin ninguna referencia temporal, nos resultaría muy difícil situarlo en época alguna.
    A pesar de su nombre, y de que son nórdicos, su estilo no tiene que ver con ninguno de los numerosos subgéneros del metal. La verdad es que aparte del budismo, que parece su fuente de inspiración, es complicado buscarle padrinos. Cuando los oía la palabra y la banda que más me venían a la mente era "psicodelia" y Los Doors, respectivamente. Desde luego, no son mala fuente de inspiración. Y denotan una fuerte personalidad y ausencia de miedo a ir contracorriente. Y nos os dejéis engañar, ni por el nombre del grupo, ni por el del álbum: es una música cargada de optimismo, buen humor y energía.
    Dead skeletons es un trío, formado por Henrik Björsonn, Jon Samundur Audarson y Ryan Carlson van Kriedt. Su filosofía puede resumirse en una frase que viene a decir algo así como: "quien teme la muerte no está preparado para disfrutar de la vida". La primera parte del doble álbum, la que vamos a comentar en este artículo, es, sobre todo, cosa de los dos primeros. De su segunda parte hablaremos próximamente. 
    Dead mantra es la gran composición del álbum (al menos, de su primera parte) y la que mejor retrata el carácter de la banda: un sonido hipnótico, una estructura relativamente sencilla, pero terriblemente sugerente e hipnótica, en la que destaca la percusión... Es una explosión de optimismo y buenas vibraciones. Como su nombre indica, la letra consiste en la repetición de una fórmula mágica para alejar los malos espíritus. Portentosa desde el punto sonoro, es imposible no verse arrastrado por este torbellino de ritmo y energía, con Henrik Björsonn ejerciendo de chamán, al estilo de Jim Morrison, en esta maravillosa e irresistible ceremonia pagana. 
    Om mani peme hung también concede su espacio al viento tibetano. Es una composición más misteriosa en su comienzo. En el color sonoro es diferente a la primera,y por momentos recuerda a Enigma, aunque con el poderío rock de U2. La letra consiste en la repetición del título, que es el mantra más famoso del budismo: seis silabas sánscritas, que muchas veces se traducen como "la joya en el loto".
    Kingdom of God por momentos recuerda a la música de las bandas más poderosas de los ochenta. El riff continuo, la percusión, enérgica y marcial; que se enriquece con el sintetizador.  Y, por último, la letra, en la que se repite una y otra vez una sentencia referida al Reino de Dios.
    Psychodead es una composición más electrónica e irónica. Henrik Björsonn domina por completo la composición, con su voz sugerente, profunda y misteriosa. Hace su aparición un órgano muy del estilo Doors. Es una pista que nos traslada directamente a la época de la psicodelia, donde una y otra vez se repite "ven a mi mundo de muertos".  Aunque ya sabemos que para estos tipos la muerte y los muertos tienen un significado muy peculiar.
    Get on the train comienza de manera absolutamente ochentera, con la estructura típica de declamación contestada por instrumentos, en este caso de sonidos muy metálicos. Pero los matices vocales y sonoros no engañan: estamos en el siglo XXI. La canción abandona poco a poco esta estructura y adquiere una más caótica y distorsionada, con varias capas de sonido simultáneas y en apariencia inconexas.
    Dead magick I comienza con unos profundos cantos tibetanos. El sintetizador que los continua toca una melodía casi de película de terror, mientras que el recitador parece sumergirnos en un ritual de magia negra. Es lo más parecido musicalmente a una sesión de espiritismo. El humor no está ausente, como muestran esas ráfagas de sonido, como de pistola láser. Al final de este alucinado viaje volvemos al Tíbet.

lunes, 9 de julio de 2012

The man from nowhere (Lee Jeong-Beom, 2010)

"El hombre sin pasado" (título con el que recientemente ha sido estrenada esta película en España) es un motivo recurrente en muchas películas, sobre todo en las de acción y todas sus variantes.  Se trata de un personaje surgido de ninguna parte, callado, inexpresivo y con un misterioso pasado; al que nada ni nadie parece importar, pero que, aparentemente en contra de su voluntad, se convierte en un héroe y libertador de los oprimidos. Por regla general, sólo es capaz de establecer un vínculo afectivo profundo con un niño, que a regañadientes, acaba ganándoselo y despertando en él las emociones y principios que nos hacen humanos, y que "el hombre sin pasado" borró tras un terrible suceso para poder sobrevivir psicológicamente. Pobre de aquellos que hagan o intenten hacer daño al pequeño amado por nuestro héroe... han firmado sus sentencia de muerte, pues "el hombre sin pasado", ante todo, es un formidable guerrero.
    Este es un esquema argumental que, con alguna variante u otra, seguro que habéis visto. El hombre sin pasado cinematográfico por antonomasia es el personaje de Clint Eastwood en la maravillosa trilogía de Sergio Leone. El propio Eastwood pareció cogerle aprecio al arquetipo y lo utilizó de una manera casi ortodoxa en El jinete pálido, y de manera más libre en su obra maestra Sin perdón. En el cine reciente Drive, de Nicolas Winding Refn, también lo representa, aunque con variaciones.
     Pese a que todas las películas que he nombrado son occidentales, lo más probable es que "el hombre sin pasado" sea un modelo típico de la cultura oriental. No hay que olvidar que la primera película de la trilogía de Leone, Por un puñado de dolares,  al fin y al cabo, era una version de Yojimbo de Kurosawa.  En efecto, este atípico héroe es misterioso, solitario, austero, taciturno, casto,... todas cualidades típicas de un samurái. 
     El hecho de que la película de Lee Jeong-Beom se titule así nos está avisando de que el protagonista de la historia va a cumplir ortodoxamente con todas las cualidades de su arquetipo. Y así es, una por una... por lo que no podemos decir que sea una historia original. Pero este "pecado" de la propuesta queda en gran parte redimido por la honestidad de su planteamiento, ya que el espectador está sobreavisado de lo que se le va a contar.
    Aparte de ello, The man from nowhere es otro magnífico ejemplo del excelente estado de salud del cine de acción surcoreano. Probablemente, hoy por hoy, el mejor del mundo. como la mayoría de sus compatriotas está película opta por una violencia dura y, al mismo tiempo, estilizada. Aunque repleta de escenas muy duras, no llega ni mucho menos a los excesos de la sobrevalorada Oldboy. Está magníficamente dirigida, fotografiada y montada, por lo que plásticamente es una película muy lograda.
     Si bien el argumento no es muy original, el guión es lo suficientemente bueno como para mantenernos atentos durante todo el metraje, generoso por cierto. Su trama es más simple y lineal de lo que suele ser común en el cine oriental, lo que es muy de agradecer. Yo criticaría dos aspectos muy concretos, que para nada desmerecen el magnífico conjunto. El primero, y menos importante, es alguna que otra trampa en el guión. El segundo la exhaustiva explicación que se da sobre el pasado de nuestro héroe. Este es de mayor importancia, ya que una de las claves de este tipo de sus personajes es su misterio, y las respuestas que deja en el aire (compárese con El jinete pálido). No obstante, son dos pecados veniales, y el conjunto apenas se resiente. The man from nowhere es una magnífica película de acción.
     Por último, si me permiten, una reflexión doméstica. Esta película es de 2010 y ha tardado dos años en estrenarse en España. En la ciudad en la que vivo, ni siquiera se puso en cartelera. Me parece inexplicable. Si los responsables de cultura de este país fueran un poco más... ¿cultos?, sabrían que desde hace tiempo el cine oriental, y sobre todo el surcoreano ha dejado de ser una rareza para "gafapastas", y sabrían que producen películas muy entretenidas y atractivas para el gran público, como esta que nos ocupa, por ejemplo. De hecho, como decía, el cine de acción de Corea del Sur es, en general, el mejor que se hace actualmente, lo que significa que es el más atractivo y entretenido. Con la adecuada promoción, llenaría las salas. Pero parece ser que hay gente que, inexplicablemente, quiere seguir manteniéndolo, como algo minoritario. Espero que, al menos, sea por ignorancia y no por otros intereses.

sábado, 7 de julio de 2012

GOG (Heavy fierce brightness: spells of the Sun, 2010)


GOG  es la creación del californiano Michael Bjella. Su propuesta es hacer música ambiental oscura a base de sintetizadores, guitarra eléctricas y distorsiones. Las composiciones apenas tiene desarrollo y, para muchos, dificilmente se pueda considerar música. En efecto, no hay prácticamente atisbos de melodias, etc. En cierta manera es puramente sonido. Pero un sonido envolvente y que consigue un efecto sugestivo e hipnótico. Heavy fierce brightnees: spells of the Sun es su quinto álbum. Sus composiciones en un principio fueron pensadas como banda sonora para galerías de arte. Tal vez por eso, el mejor secreto para disfrutar de esta música sea no pensar en ella y dejarse atrapar por su poder evocador y su magia. Está dividido en tres actos.
    Spells of Shadow empieza como un rumor de fondo, que va subiendo en intensidad y haciéndose mas oscuro cuando aparece el sintetizador, que origina una atmósfera irreal e insana. A los cuatro minutos hace su aparición un guitarra distorsionada se hacen más patente dicha atmósfera, mientras el ritmo se mantiene hipnóticamente. La oscuridad se hace total cuando se presenta la percusión aproximadamente a los seis minutos y medio, al tiempo que las distorsiones suben en intensidad. Entonces aparece un leve sonido agudo que evoca ligeros rayos de luz en medio de todas esas tinieblas.
    The opening comienza de manera majestuosa. Al minuto la pieza a desarrollarse con una fabulosa guitarra y una magnífica percusión. El tono es épico. Casi a los cuatros minutos la atmósfera cambia, la música se hace menos limpia, más distorsionada, y en general se oscurece. Gana importancia una continuo ruido de fondo. En el minuto seis la composición es prácticamente un caos sonoro, que alcanza su clímax en el minuto siete, cuando ya sólo el ruido permanece. A lo lejos se oye una guitarra que intenta abrirse paso entre tanta oscuridad. La pieza entra en un interludio que nos deja en suspenso absoluto sobre lo que viene a continuación, recreando una especie de combate entre la luz y las tinieblas, que parecen ganar las segundas. La épica vuelve en el minuto catorce, esta vez con un poderío redoblado. La melodía se desarrolla más de lo que la había hecho hasta ahora: es la hora de la luz. La percusión, soberbia, sostiene este tramo de la composición. Pero no nos dejemos engañar la victoria de la luz es efímera y la oscuridad termina por envolverlo todo.
    Heavy fierce brightness es la última y más extensa pista del álbum. Parece surgir del más alla, de las propias profundidades del Hades, donde incluso parece oírse algún alma condenada. Es un infierno, evocado a base de zumbidos y guitarras distorsionadas, en el que prácticamente podemos oír insectos.  La música parece representar una caída sin fin en un abismo, en el que no hay el más mínimo resquicio de luz. Variando en sus matices, pero prácticamente sin desarrollo la pista se mantiene así durante sus veintiún minutos. A los dieciséis minutos surgen riffs que parecen truenos lejanos o el avance ineludible del destino, que se acerca fatalmente. A los veinte minutos las guitarras desaparece y sólo permanece un oscuro zumbido. En esta pista no hay combate entre la luz y la oscuridad. La tiniebla es la reina y señora absoluta.
    No hace falta decir que este álbum no contiene una música que solamos escuchar y a la que nuestros oídos están acostumbrados. Pero si hacemos un esfuerzo, o, mejor dicho, si nos liberamos de ciertos prejuicios, descubriremos un trabajo original, arriesgado, interesante y muy sugerente. Muy recomendable.

Lawrence de Arabia (David Lean, 1962)


Al terminar de ver Lawrence de Arabia me invadió una cierta tristeza. Tristeza motivada por la conciencia de que había disfrutados de uno de los mayores espectáculos de la historia del cine, y que pasaría mucho tiempo antes de que experimentara una sensación similar. He escrito "uno de los mayores" y soy consciente de mi exceso de cautela. Lawrence de Arabia es, desde mi punto de vista, el mayor espectáculo de la historia del cine: Es cierto que en los aspectos técnicos otras podrían hacerle sombra: Lo que el viento se llevo, Ben-Hur, Los Diez Mandamientos, pero en lo artístico ninguna logra acercársele, ni siquiera la primera, pese a ser una grandísima película, pues hay una distancia insalvable entre ellas. 
        Y eso es lo que hace de esta maravilla una película unica: una superproducción con la delicadeza y calidad artística de la mejor película de cualquiera de los grandes cineastas. La única superproducción de autor. Tan espectacular en los decorados, la fotografía, los paisajes (esos inolvidables desiertos); como delicada e intensa en las interpretaciones, la definición de sus personajes, su capacidad de mostrar el estado de ánimo con una sola imagen, de hacerte sentir sed cuando los personajes la sienten, de entusiasmarte cuando ellos lo hacen, de dudar cuando dudan...
       Es la película épica por antonomasia. Y ella se basta para dignificar este género, muchas veces maltratado por autores que confundían el espectáculo con los fuegos artificiales. El maestro David Lean parece opinar que lo primero son los personajes y la riqueza narrativa y dramática de la historia, a lo que añade una forma de dirigir maravillosa, donde cada plano o secuencia es una obra de arte, no sólo estéticamente, sino, sobre todo, por la fuerza y la energía que trasmite; y ya, por último, la tercera capa: la técnica. La película es impecable en las tres, y es probable que el desarrollarse desde dentro hacia fuera sea el secreto que la hace irrepetible y, sin duda, una de las mejores películas de la historia del cine. Tal vez, Espartaco de Kubrick sea la única que pueda comparársele, pero la película de Lean es mucho más madura, redonda y perfecta.
       Como una vez dije, no hay una gran película si no hay grandes actores. Y los de Lawrence de Arabia están maravillosos. Sobre todo, Alec Guiness, Anthony Quinn y Omar Sharif. Peter O´Toole sencillamente merece una mención aparte. Este era su primer papel en el cine, y con su actuación deslumbra en un universo plagado de estrellas. Es imposible olvidar la intensidad, a veces eufórica otras veces melancólica o sufriente, de sus profundos ojos azules; la complejidad con la que representa su personaje a veces cruel, a veces misericordioso; brillante, iluminado o casi lunático, siempre valiente y aventurero. Un lugar especial ocupa su dicción. Ningún actor ha hablado un inglés tan hermoso como O´Toole, que más que hablar parece recitar sin ningún artificio u ostentación. Animo a todos a ver la película en versión original. Es probable que luego comprenda porque hay muchos que, como yo, estamos en contra de que las películas se doblen.
      Tengo la sensación de que podría decir mucho más de este damante de película, pero es probable que ya me haya extendido lo suficiente. Sólo quiero recomendar encarecidamente que la veáis... a mi el cine historico no me hacía mucha gracia, y, sin embargo, fijaos...

miércoles, 4 de julio de 2012

Tragedy (Julia Holter, 2011)

La angelina Julia Holter debutó de manera sorprendente con Tragedy, un álbum basado en una tragedia de Eurípides. Con él ha demostrado un inmenso talento, que la coloca entre los grandes compositores de su generación, prácticamente a la altura de Joanna Newsom, y digna heredera de Jane Siberry o de Lisa Germano. Perp Holter tiene personalidad propia, y comparada con Newsom, sus composiciones no son tan complejas en los arreglos, sino que suele optar por una estructura más lineal, que se despliega poco a poco hasta envolver al oyente en su evocadora y onírica atmósfera. Poseedora de infinitos recursos, se maneja tan bien en la electrónica, como en la música barroca o concreta. Sus composiciones son impredecibles y la mejor manera de escucharlas es abrir la mente y estar dispuesto a dejarte sorprender.  Sin duda, Tragedy es uno de los mejores discos de los últimos años, una maravillosa evocación de Eurípides en seis actos, que revela a una artista original y superdotada.
      Try to make yourself a work of art narra la maldición que, sobre Hipólito, hace caer la celosa Afrodita. Se estructura en tres movimientos. En el primero, de algo más de tres minutos se mezclan fragmentos de música clásica con sonidos ultramodernos, creando una atmósfera hipnótica e irreal. El segundo, en el que reside toda la fuerza dramática de la composición, está dominado por la propia Holter, primero con un delicadísimo lirismo, y luego con la autoritaria y poderosa recitación de la terrible maldición. El movimiento final es una reminiscencia etérea del segundo. 
       The falling age, en el que la maldición de Afrodita se hace realidad, e Hipólito queda ciego, consta de tres partes. En la primera, el protagonista nos narra de manera delicada, sobria y nostálgica su desgracia. En la segunda, de una belleza indescriptible, es un narrador el que se compadece de Hipólito. La tercera, instrumental, representa con sonidos electrónicos la amenaza que se ha cernido sobre nuestro protagonista, contiene un breve interludio de una pieza de Bach; tras él representa la soledad del héroe, en el que se aprecia una lucha entre el miedo y la esperanza.
      En Goddess eyes, la pista más corta, la diosa Artemisa, señora de los animales se compadece del héroe, al mismo tiempo que confiesa su impotencia. Musicalmente es una joya, en la que se alternan y se superponen dos voces: una robótica y la otra humana; y que bajo su apariencia sencilla y un poco retro, oculta un gran talento en su desarrollo.
      En Celebration hablan Artemisa e Hipólito. Empieza de manera barroca, con un órgano religioso, sobre el que se oye la voz de la diosa. En la segunda parte domina la electrónica y el misterio... la atmósfera se sugiere de manera lenta y segura. Unos cuernos de caza anteceden un sutil tarareo. Hace su entrada un piano, y es entonces cuando la diosa confiesa su favoritismo por Hipólito, hasta el punto de que le regala una corona de oro. El monólogo de la diosa va subiendo en intensidad hasta convertirse en una verdadera fiesta musical. De manera humilde, Hipólito se lo agradece y se considera el hombre más dichoso de todos. 
      En So lillies hacen su sorprendente entrada sonidos del mundo moderno, concretamente los de una estación de tren. Puede verse como un ejemplo de música concreta. En este contexto, Artemisa le dedica una preciosa canción a Hipólito en la que expresa su compasión, amor y deseo de que la vista le sea devuelta.
     Finale tiene modos de coro o de oratorio religioso barroco. La delicada voz de Holter interpreta esta vez a Fedra, que se ha enamorado trágicamente de Hipólito, su hijastro. La parte vocal, que repite una y otra vez el mismo motivo, va ganando de manera progresiva en belleza, intensidad y complejidad. En su climax, asistimos a un delicioso caos de sonidos, mientras se dice "todo queda en silencio".
    Un disco maravilloso y de imprescindible audición.

martes, 3 de julio de 2012

Los 39 escalones (Alfred Hitchcock, 1935)


Probablemente Alfred Hitchcock sea la mejor demostración de que, en el cine, calidad artística y entretenimiento no están reñidos. Maestro absoluto del séptimo arte y uno de los cineastas más influyentes de todos los tiempos, su obra admite pocas comparaciones, tanto en cantidad como en calidad. Prácticamente es el alfa y el omega de todo un género, el suspense, que cultivó de manera exhaustiva, y con el que experimentó todas las variantes, tanto en lo argumental como en lo estilístico; hasta el punto que pocas son las películas (incluidas las actuales) de este género que no tienen una, más o menos clara, ascendencia hitchcockiana.
        Hitchcock poseía una técnica depuradísima, que le permitía filmar todo un largometraje con un solo plano, del mismo modo que podía batir el record de planos por minuto. Pero al contrario que otros grandes directores, y esto es lo que lo hace único, utilizó todo su talento para divertir y tener en vilo al público. Mi hipótesis personal es que de alguna forma el gran director británico siempre hacía la película que como público le hubiera gustado ver. Y esto es lo que lo engrandece de una manera particular, a pesar de todas las leyendas negras que circulan en torno a él: probablemente ningún otro cineasta haya sido tan respetuoso con la audiencia y con su inteligencia. 
       De Hitchcock son más que populares sus películas de la etapa estadounidense. Sus primeros films, los de la etapa británica, como la que comentamos en este artículo, son en gran parte desconocidas para el público. Evidentemente las que rodó en Estados Unidos son más maduras y perfectas, y de este tiempo datan sus obras maestras absolutas; pero en absoluto desmerecen del gran autor sus películas más tempranas.
     Los 39 escalones es una de las películas más entretenidas, trepidantes y frescas del cineasta; sorprendente para su época, por su descaro y alta carga erótica (más que el sus películas americanas). Representa el paradigma del cine de suspense por excelencia: el hombre inocente que se ve envuelto en un crimen inexplicable y que debe huir, mientras que todo el mundo a su alrededor parece conspirar contra él, de forma que, como un insecto atrapado en una tela de araña, mientras más se mueve más se enreda; la falsedad de todas las apariencias y como todas las puertas llevan a un callejón sin salida; la perplejidad ante el sin sentido de todo lo que ocurre; el desconocimiento de los motivos (que hermana al protagonista y al espectador); la hermandad misteriosa y criminal; el espionaje y los secretos de estado; la incredulidad de la policía; el final inesperado, y, por supuesto, la chica.
     Todo este esquema lo hemos visto en montones de películas. Lo verdaderamente sorprendente es que Los 39 escalones, probablemente la primera de ellas, sea su representante más perfecto (tal vez la única que pueda hacerle sombra sea Con la muerte en los talones ¡también de Hitchcock!)... como si el prototipo fuera la versión definitiva. 
     Los 39 escalones no alcanza la altura de las grandes obras de este director (pienso sobre todo en Psicosis y Vértigo); pero, como antes afirmé, es una de las películas más divertidas, intrigantes y frescas que pueden verse. Absolutamente sensacional.

domingo, 1 de julio de 2012

El mundo es nuestro (Alfonso Sánchez, 2012)

No sé si este artículo va a gustar, sobre todo en mi país. En un principio no pensaba hacer escribir ninguna crítica de esta película. Hasta ahora siempre había escrito de películas sobre las que pensaba qué tenía algo que decir, para bien o para mal (normalmente para bien). De ésta lo hago obligado por las circunstancias, pues en un principio yo sentía que no tenía nada que decir.  Ahora bien, visto que en un importante portal español de cine, esta película está consiguiendo puntuaciones estratosféricas, que ya quisieran para sus obras muchos grandes directores; y que también los sesudos críticos de los principales periódicos se han sumado al agasaje, aunque de manera fría, pienso que yo tambien tengo algo que decir.
           Yo también fui al cine a ver El mundo es nuestro y me divertí mucho. Hubo momentos de aburrimiento también, pero en general me lo pasé bastante bien. Incluso puedo decir que, dado que probablemente para disfrutar de verdad de la película haya que estar familiarizado con la peculiar idiosincracia sevillana, yo, sevillano de nacimiento y de educación, probablemente disfrutara más que otros de muchos chistes y situaciones.
         Entonces si es divertida, ingeniosa, descarada y original, ¿por qué no hablar de ella en mi blog? La respuesta puede resultar un poco chocante, pero es lo que pienso: porque realmente no es una película. Me explicaré lo que hace que una película lo sea es el uso del lenguaje cinematográfico. Este lenguaje lleva algo más de un siglo desarrollándose. Si se utiliza bien, la película es buena; en caso contrario, no. 
        Pongamos un ejemplo, el último, Uncle Boonmee. Si de esta obra extrajéramos el guión tal cual, y con él escribiéramos un libro o hiciéramos teatro, tendríamos una obra que nos recordaría a la película, pero que estaría muy lejos de serlo. ¿Por qué? Porque hay muchos elementos, el uso de la luz, el sonido, el planteamiento de los secuencias, el montaje... que son exclusivamente cinematográficos y que no pueden traducirse a otras artes. Esto es lo que yo considero el lenguaje cinematográfico, y es lo que hace que una película sea una película.
       El mundo es nuestro en este sentido es muy distinta. Si se hubiera hecho una obra de teatro con el mismo guión, prácticamente se conservaría el 99 % de su esencia, porque el lenguaje cinematográfico es casi inexistente. 
       Aunque, pueda parecer lo contrario, no estoy desmereciendo, ni mucho menos, la obra de Alfonso Sánchez, que ya dije que, en general, me divirtió mucho y que me reí de veras con ella. Pero al igual que ni todo lo que se escribe es literatura, ni todo lo que suena es música; no todo lo que rueda es cine... aunque se logren buenos resultados, hace falta algo más. No hablo así por elitismo, sino por amor al cine.
    De todas formas prefiero ir al cine a ver una buena no-película que ir a ver una mala película... al menos me entretendré. Y dado el lamentable estado de la actual, no me extraña que la gente se lance en tromba por algo con lo que al menos se ríe y tiene gracia e inteligencia.

Murmuüre (Murmuüre, 2010)

Murmuüre es el proyecto de un único músico frances, que incorpora elementos del rock ácido, de la música espacial y del black metal distorsionado. Su primer trabajo, un EP del mismo nombre, es una obra compleja, en el que apreciamos su talento para mezclar géneros dispares y construir con ellos algo nuevo... así como su capacidad hacer una música potente a veces, sugestiva otras, y en ocasiones ambas cosas.
Primo Vere es una exótica pieza conducida por instrumentos de vientos y acompañada por guitarra eléctrica, con una original instrumentación que recuerda los sonidos de la naturaleza.  A mitad de su desarrollo la pieza se hace más oscura con la entrada de la batería y un aumento de su componente black metal. Reincarnate empieza de manera etérea y misteriosa... pronto la tormenta se hace presente, en forma de una guitarra muy distorsionada, que repite un motivo obsesivo, como si una fuera una maldición. Sobre esta repetición se levanta una tímida melodía, ahogada por la percusión. Torch bearer cambia el tono de disco. Es más lenta y sugerente. El sintetizador construye un motivo ascendente y que gana en fuerza a medida que avanza, de la mano va un órgano que suena casi de iglesia. A mitad de su desarrollo la composición se clarifica, como si se abriera a la esperanza y una trompeta simboliza un optimismo ausente hasta ahora en el álbum. Amethist tiene un carácter lúgubre, sobre el que se superpone una tímida y lírica flauta. Al minuto y medio se desata la tempestad y la artillería pesada (guitarra y batería) aparece con toda su fuerza, pero esta vez de manera épica. Es un pista que posee una gran fuerza y cierto carácter marcial. Al final la flauta vuelve aparecer entre este "mare magnum" de sonidos, recuperando algo de lirismo. L´Adieu au Soleil empieza con una larga introducción de solo de guitarra... súbitamente aumenta su poder con una formidable sección rítmica y unas voces infernales, éstas apenas audibles. Se trata de una composición muy potente y, probablemente, la más compleja del disco. Dos minutos antes del final desaparece casi por completo todo carácter metálico y es sustituido por la electrónica. Sin solución de continuidad aparece Disincarnate cristalina y contundente composición que se refiere, por partes iguales, al cosmos y al cuerpo. 
        Un trabajo notable que está entre lo mejor de 2010.