miércoles, 4 de julio de 2012

Tragedy (Julia Holter, 2011)

La angelina Julia Holter debutó de manera sorprendente con Tragedy, un álbum basado en una tragedia de Eurípides. Con él ha demostrado un inmenso talento, que la coloca entre los grandes compositores de su generación, prácticamente a la altura de Joanna Newsom, y digna heredera de Jane Siberry o de Lisa Germano. Perp Holter tiene personalidad propia, y comparada con Newsom, sus composiciones no son tan complejas en los arreglos, sino que suele optar por una estructura más lineal, que se despliega poco a poco hasta envolver al oyente en su evocadora y onírica atmósfera. Poseedora de infinitos recursos, se maneja tan bien en la electrónica, como en la música barroca o concreta. Sus composiciones son impredecibles y la mejor manera de escucharlas es abrir la mente y estar dispuesto a dejarte sorprender.  Sin duda, Tragedy es uno de los mejores discos de los últimos años, una maravillosa evocación de Eurípides en seis actos, que revela a una artista original y superdotada.
      Try to make yourself a work of art narra la maldición que, sobre Hipólito, hace caer la celosa Afrodita. Se estructura en tres movimientos. En el primero, de algo más de tres minutos se mezclan fragmentos de música clásica con sonidos ultramodernos, creando una atmósfera hipnótica e irreal. El segundo, en el que reside toda la fuerza dramática de la composición, está dominado por la propia Holter, primero con un delicadísimo lirismo, y luego con la autoritaria y poderosa recitación de la terrible maldición. El movimiento final es una reminiscencia etérea del segundo. 
       The falling age, en el que la maldición de Afrodita se hace realidad, e Hipólito queda ciego, consta de tres partes. En la primera, el protagonista nos narra de manera delicada, sobria y nostálgica su desgracia. En la segunda, de una belleza indescriptible, es un narrador el que se compadece de Hipólito. La tercera, instrumental, representa con sonidos electrónicos la amenaza que se ha cernido sobre nuestro protagonista, contiene un breve interludio de una pieza de Bach; tras él representa la soledad del héroe, en el que se aprecia una lucha entre el miedo y la esperanza.
      En Goddess eyes, la pista más corta, la diosa Artemisa, señora de los animales se compadece del héroe, al mismo tiempo que confiesa su impotencia. Musicalmente es una joya, en la que se alternan y se superponen dos voces: una robótica y la otra humana; y que bajo su apariencia sencilla y un poco retro, oculta un gran talento en su desarrollo.
      En Celebration hablan Artemisa e Hipólito. Empieza de manera barroca, con un órgano religioso, sobre el que se oye la voz de la diosa. En la segunda parte domina la electrónica y el misterio... la atmósfera se sugiere de manera lenta y segura. Unos cuernos de caza anteceden un sutil tarareo. Hace su entrada un piano, y es entonces cuando la diosa confiesa su favoritismo por Hipólito, hasta el punto de que le regala una corona de oro. El monólogo de la diosa va subiendo en intensidad hasta convertirse en una verdadera fiesta musical. De manera humilde, Hipólito se lo agradece y se considera el hombre más dichoso de todos. 
      En So lillies hacen su sorprendente entrada sonidos del mundo moderno, concretamente los de una estación de tren. Puede verse como un ejemplo de música concreta. En este contexto, Artemisa le dedica una preciosa canción a Hipólito en la que expresa su compasión, amor y deseo de que la vista le sea devuelta.
     Finale tiene modos de coro o de oratorio religioso barroco. La delicada voz de Holter interpreta esta vez a Fedra, que se ha enamorado trágicamente de Hipólito, su hijastro. La parte vocal, que repite una y otra vez el mismo motivo, va ganando de manera progresiva en belleza, intensidad y complejidad. En su climax, asistimos a un delicioso caos de sonidos, mientras se dice "todo queda en silencio".
    Un disco maravilloso y de imprescindible audición.

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