lunes, 30 de julio de 2012

Seconds (John Frankenheimer, 1966)

Seconds (me niego a dar su título en español, ya que es un despropósito) es, posiblemente, la mejor película de un director tan sólido como John Frankenheimer, y sin duda alguna, una de las mejores películas de intriga de la historia.
      Narrada con una gran fuerza y convicción, de tal manera que en ningún momento, su trama te suelta, cuenta la historia de una organización secreta que se dedica a procurar una nueva vida a hombres de mediana edad que están descontentos con la suya. Para ello simulan sus muertes, los someten a una operación de cirugía plástica que le da un rostro por completo nuevo y les crean una biografía y ocupación de acuerdo con sus más íntimos deseos.
    Esta película ejemplifica como pocas el viejo dicho de "cuidado con lo que deseas, porque puede que se te cumpla". Y es que la película plantea una serie de cuestiones: ¿De verdad es posible renunciar a toda la vida y lo que ella significa, sobre todo familia y amigos? ¿Son nuestros sueños como los habíamos imaginado? ¿És lo mismo que nos den las cosas ya hechas que ganárnoslas nosotros mismos? ¿Se puede empezar de cero, fundado en una mentira?
    La historia también puede verse como una revisión del Retrato de Dorian Grey, aunque muy libremente inspirada, y como el cuento de Oscar Wilde contiene un enfrentamiento entre lo dionisíaco (el placer, la desmesura, el dar rienda suelta a los instintos) y lo apolíneo (el equilibrio, la prudencia, la sobriedad...).
    Pero por encima de cualquier consideración filosófica, Frankeheimer ha creado una película de intriga electrizante, que te atrapa desde el primer minuto y no te suelta hasta el final... una historia donde la libertad sus personajes queda mucho en entredicho. Toda ella envuelta en una atmósfera claustrofóbica y agobiante.
  El director logra darle a las secuencias clave una intensidad raras veces alcanzada, con lo que se te clavan hasta la médula. Nunca Rock Hudson había resultado tan convincente.
  Una película que encuentra el equilibrio perfecto entre entretenimiento e inteligencia, pues bajo la trama de intriga se esconde una de las reflexiones más amargas y desesperanzadas sobre la vida humana.
   Un clásico casi desconocido e imprescindible.

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