viernes, 13 de abril de 2012

Secuestrados (Míguel Ángel Rivas, 2010)

Hace poco hablábamos del nuevo cine español, a propósito de "Grupo 7". En resumen, decíamos que los cineastas españoles habían aprendido a demostrar su talento lejos del costumbrismo, tratando de una forma a la vez propia y universal el cine de género. 
        A principios de la pasada década se empezó a hablar del "nuevo terror español", que tuvo su pistoletazo de salida con la, en mi opinión, muy sobrevalorada "Los otros", de Alejandro Amenábar.  Las claves del género parecían ser un retorno a lo gótico, con ambientación de época, fantasmas, sesiones de espiritismo y final inesperado. El esquema básico se repitió en la también sobrevalorada "El orfanato".  Un planteamiento muy diferente seguía la famosa "Rec", que básicamente era una recreación de "28 días después", filmada cámara en mano. No digo esto como comentario negativo. Es meramente una descripción. No puedo hablar de la película porque no la he visto. Sé que ha tenido muy buenas críticas, y, en principio, no tengo porque dudar de ellas, si bien los críticos españoles suelen exagerar las bonanzas del producto nacional.
      Con esto quería decir que, en lo que llevamos de siglo, han sido numerosas las películas españolas de terror, a menudo muy buenas y con un planteamiento visual y argumental, por lo general, superior a su equivalentes norteamericanas. Una buena muestra de ella optaba por explorar el terror de una manera realista, probablemente lo que más miedo da. Excelentes ejemplos son "Buried" (Rodrígo Cortes, 2010) y "Mientras duermes" (Jaume Balagueró, 2011). 
      La película que nos ocupa pertenece a este grupo. Su historia aparentemente es tan sencilla como cotidiana: la familia de clase alta y que vive en un chalet y una urbanización de lujo que sufre un atraco por parte de unos brutales asaltantes del este de Europa. Sobre esta historia, que de vez en cuando aparece en nuestros periódicos, Miguel Ángel Rivas (director y coguionista) construye una película durísima y brutal, que no deja ningún respiro al espectador. Si se trata de dar miedo, esta película lo logra sobradamente. Los numerosos premios recibidos y el impacto que ha dejado en el público están totalmente justificados.
        No quiero desvelar nada de la trama, porque prefiero que la "sufráis" por vuestra cuenta. Sólo os aviso de que su visionado es lo más parecido a un puñetazo en la boca del estómago, cinematográficamente hablando. Los 82 minutos que duran te dejan  sin respiración, y un metraje más largo la hubiera hecho insoportable.
       Si se trata de pasar miedo pocas películas en los últimos años hay mejores (o peores, según se vea) que ésta. Ahora bien, no es apta para todos los públicos, y os aseguro que tener más de 18 no es suficiente. 
     Curiosamente, los jóvenes directores españoles parecen haber encontrado en Hitchcock su inspiración, sólo que esta generación 2.0 no es tan considerada con el respetable, pues esta película es totalmente bestial. Que conste que no me hago responsable de que la veáis (aunque opino que deberíais verla). Un saludo.

1 comentario:

  1. Buahhh! Que fuerte, no se si añadirla a mi lista de pelis que tengo que ver o no, que yo soy muy miedosa... Es una crítica excelente, y muy sincera, tanto que no sé si verla o no, como ya te he dicho... ;)

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