viernes, 6 de abril de 2012

El experimento (Oliver Hirshbiegel, 2001)


En 1971, un grupo de científicos, bajo la dirección de Phillip Zimbardo, realizó un famoso experimento sobre papeles adquiridos, que se dio en llamar el "experimento de la cárcel de Stanford". El propósito la simulación era comprender el funcionamiento interno de una prisión, sobre todo con el objetivo de prevenir motines. Se eligió un grupo de 24 jovenes universitarios voluntarios, la mitad de los cuales desempeñarían el papel de guardias y la otra mitad el papel de presos. Aunque la duración prevista de la simulación era de dos semanas, debió suspenderse a los seis días, ya que se descontroló totalmente. Algunos de los "guardias" empezaron a a maltratar gravemente a sus compañeros presos, y uno de éstos tuvo una grave crisis nerviosa, de consecuencias incluso somáticas, al negársele la "libertad condicional", cuando como voluntario que era podía irse cuando quisiera.
           Mucho se ha discutido sobre esta simulación y hay opiniones para todos los gustos, pero lo que parece indiscutible es que un experimento, en principio diseñado para comprender el funcionamiento de una prisión, acabo revelando que el ser humano, o al menos ciertos individuos, tienen zonas bastante oscuras.
          Inspirado en el experimeto de Stanford, el escritor alemán Mario Giordano escribió una novela, que el mismo adaptó al cine y fue dirigida por el también alemán Oliver Hirshbiegel en 2001. No me extraña el interés alemán en esta historia. Su fantasmas acerca del Tercer Reich y de la seguna guerra mundial, le han llevado a preguntarse una y otra vez cómo aquello pudo ocurrir, y la respuesta más común es la del ambientalismo. Es decir, que el comportamiento de la persona no está tanto condicionado por sus circunstancias externas, como por sus circunstancias externas. En otras palabras... toda aquel que disponga de un uniforme y una porra, antes o después acabará usándolas. La pelicula "La ola", también alemana, va en una dirección parecida.
       Me he extendido tanto en el preámbulo, porque lo considero más interesante que la propia película. Al igual que la música de Linking Park que aparece "el experimento" tiene mucha más pompa que sustancia. Con un material tan bueno de partida, y no me refiero a la novela, sino al experimento de Zimbardo, se podría haber hecho una película realmente notable. Empieza bien, pero pronto acaba transitando unos derroteros equivocados. Contiene una histora de amor que no aporta nada. Los papeles de bueno, duro, héroe y cobarde se determinan en seguida, cuando lo primero que cuestiona la simulación real son dichos papeles. Adquiere casi desde el principio un carácter de drama carcelario, cuando, si acaso, debería haber sido el punto de llegada, nunca el de partida.El desarrollo psiquico de los personajes es inexistente.El director da muchos palos de ciego y utiliza numerosos recursos (flash-backs, sueños,...) sin orden ni concierto. Especialmente, se pierde al final, ya que acaba en un pseudogore hollywoodiense, en plan "todo explota".
      El gran (me temo que único) mérito de la película es traernos de nuevo a a la memoria el experimento de Stanford, pero este es un mérito extrínseco, no intríseco. No entiendo el entusiasmo de la crítica hacia esta película mediocre y fallida.

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