domingo, 20 de mayo de 2012

Mykki Blanco & the mutant angels (Mismo título, 2012)

Mykky Blanco & the mutant angels son un trío, pero suenan con la contundencia de todo un regimiento. Este álbum, del mismo nombre que el grupo, es el primero que publican y ya en él muestran un estilo definido, poderoso y realmente prometedor. Es casi milagroso que en estos tiempos de reggetón y músicas facilonas haya bandas capaces de reivindicar el auténtico rock: ése que no es fácil de apreciar de primeras y que a menudo coquetea con el caos, pero de una sinceridad brutal porque sale de las mismas entrañas. 
        Aunque cada pista del LP tiene su propia personalidad, por lo que el disco debe entenderse como una obra unitaria, como un sistema en el que cada elemento tiene su papel, lo cual también es una reivindicación importante en esta época de consumo de canciones aisladas, encontramos una estructura homóloga en la mayoría. Las composiciones tienen tres capas básicas. La primera es una contundente guitarra de caracter industrial, casi maquinal. La segunda la soberbia percusión, virtuosa y a menudo impredecible. La tercera capa es la voz del cantante, distorsionada y que emerge casi fantasmalmente de entre ese muro de sonido. A veces se suma una segunda guitarra, suave y libre que le da una nueva dimensión, casi lirica, a la obra. 
         La introducción, From the silence of Duchamp nos muestra que no estamos ante un disco cualquiera y mucho menos ante uno comercial. Es una cantinela, casi letanía con el ruido de un motor de fondo, que al final es sustituido por un sonido eléctrico que nos prepara para el resto del disco. Head is a stone es una pista en la tradición del mejor rock duro de los 70 que recuerda a los Stooges. Con un riff realmente obsesivo, la protagonista es la percusión impredecible, libre y salvaje, que da a la composición un carácter de danza tribal de guerra.  Chinatown es una auténtica tormenta sonora, más recitada que cantada, de una manera libre, casi caótica, siguiendo la tradición de James Brown, destaca su guitarra, que le da a la pista un carácter industrial, casi como si se tratara de la alarma de un fábrica. En cierta manera, recuerda a los mejores Prodigy, sólo que más eléctricos y menos electrónicos. El desarrollo de la pieza viene determinado por una segunda guitarra, que rompe por completo su estructura y la hace desembocar en el desorden total. Avenue D es tan poderosa y revolucionaria como sus predecesoras, pero la segunda guitarra, punteada, le da un nuevo matiz, psicodélico y casi místico oriental que la suaviza. Freak Jerk probablemente sea, junto con Gay Dog, la composición más personal del disco. La primera guitarra no tiene ese sonido tan industrial y la canción es más rica en matices vocales e instrumentales. El desarrollo es más complejo y la estructura más clara, así como el estilo más propio. Es una especie de canto indio con instrumentación rock y que termina en un limbo sonoro de distorsiones eléctricas. Cum (el título es más que explícito) tiene un carácter salvajemente sexual, que recuerda, de nuevo a James Brown o a un hipotético Jim Morrison negro. El sonido industrial vuelve, lo que refuerza la sexualidad animal de la canción. Gay dog es la obra maestra del álbum. También es la pieza más larga, nueve minutos, y sobre todo la más original y experimental. se trata de una composición instrumental. La cantinela adolescente de amor, voluntariamente ridícula, sólo es un pretexto para que durante cinco minutos la percusión sea la protagonista única de la función, devolviéndonos una visión oscura y terrible de la cantinela del comienzo. La tercera parte es una clara muestra de lo que estos chicos pueden hacer simplemente con batería y ruido eléctrico. Join my militia es un rap con cierto sabor árabe, en el que la banda nos muestra su lado más político y nos invita a unirnos a su causa. 
          Un disco más que recomendable, aunque como todas las buenas obras del rock resulte un tanto complicado entrar en ella. Resulta fundamental que sigan surgiendo bandas que hagan verdadero rock. A veces pienso que es un género en vías de extinción, en gran parte debido a la propia industria, que siempre ha valorado más el éxito comercial y toda la parafernalia que la acompaña que la calidad de la música. En cualquier caso, grupos como el de estos tres salvajes nos llenan de esperanza. No todo está perdido.

2 comentarios:

  1. Me encantan tus críticas de cine, pero me enamoran tus críticas musicales. Quizás porque también soy una enamorada de la música. Y te estoy agradecida, porque estaba aburrida de los grupos de siempre y tenia sed de música diferente. Lo poco que he escuchado este grupo me ha encantado, como me ha pasado con otros grupos que has comentado en el blog. Pero lo que más me llama la atención es ver como expresas cada canción, con tanta pasión. Como en algún momento te he comentado. Se nota que la música te transmite mucho y que cuando la escuchas entras en otro mundo. Personalmente me pasa igual y de hecho, cuando quiero evadirme del mundo lo hago através de la música. No dejes de subir críticas musicales de vez en cuando, le dan un toque diferente al blog. ;)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Sonia, por tu comentario. La verdad es que la primera crítica musical que subí lo hice con temor y temblor...¿qué pintaba un disco de rock en un blog de cine? Pero ese disco me gustaba tanto y me decía tanto que necesitaba compartirlo con los demás. Yo también les tengo un cariño especial a mis artículos sobre música. No voy a comparar la pasión que siento por el cine y por la música (¿a quién quieres más a mamá o a papá?, jajajaja). Para mí son especiales porque son mucho más difíciles de hacer. El cine es un arte básicamente narrativo...te dejas impregnar por la historia que cuenta y por como la cuenta, y luego expresas lo que sentiste al verla. Con la música no es así (hablo por mí). En los buenos discos, cada canción es un paisaje sonoro en el que tienes que desentrañar sus matices, elementos, intenciones, etc. Eso exige una labor casi de investigación que hace que no hables de un disco hasta que prácticamente te lo sabes de memoria. Por esa razón y no por otra escribo menos críticas de musica que de cine, Pero hay un segundo motivo por el que hago críticas de rock. No me creo ningún cruzado, pero me veo en la necesidad de reivindicar el verdadero rock, y es que creo que el rock puede ser un arte tan válido como cualquier otro. La desgracia es que aquí el divorcio entre lo que vende y lo bueno es absoluto. En el cine la gente sabe que una película puede ser muy taquillera pero no ser buena y viceversa. El rock no tiene esa suerte.... o vendes o no eres nada. De hecho cuando se habla de un grupo, lo primero que se suele decir es cúanto vendieron cuándo fueron números uno. Y ahora es peor... fenómenos como el de Lady Gaga o Rihanna son muy reveladores: se habla más de la ropa que llevaban (o no llevaban) que de su música, que por cierto parece echa con una receta fija, como las hamburguesas del McDonald´s. Parece que, como no son nadie musicalmente, lo intentan ser marcando tendencias en la moda. Pero entonces de que hablamos ¿de música o de ropa y "tías buenas" a las que las adolescentes quieren parecerse? A mí lo que me interesa es la música, y por eso todo este mundillo del famoseo MTV me parece una vergüenza, y me niego a entrar en él. El rock puede y debe ser un arte.

      Eliminar