Lo primero que se me ocurre decir de Annie Hall (y me parece el mayor de los elogios) es que es una
película divertidísima. Uno de los mejores ejemplos de humor inteligente de los
que he disfrutado nunca.
Probablemente
la gran obra maestra de Woody Allen, y eso es muy significativo, tratándose de
un cineasta que ha hecho tantas y, por lo general, tan buenas, creo que es de
obligada revisión en las academias de cine. Allen demuestra ser un cineasta
superdotado en todos los aspectos, como director y como guionista.
Como
director sus recursos son prácticamente infinitos, con una capacidad
extraordinaria para romper las reglas a su antojo. Capaz de dotar a su criatura
de un ritmo endiablado que no da tregua al espectador, puede hacer unas
piruetas espacio- temporales que son auténticos fogonazos para el cerebro. Retrata
un contexto familiar y social con apenas un plano y unas líneas de diálogo;
alguien que utiliza el humor para decir cosas muy serias. Vuela por los aires
todas las convenciones cinematográficas al dirigirse directamente al público,
rompiendo las reglas de la ficción ¿Donde acaba el personaje y empieza el
verdadero Allen? (Aunque probablemente sean lo mismo)… o cuando expresa con
subtítulos lo que los personajes están pensando, que para nada se parece a lo
que dicen.
Como guionista
es aún más extraordinario. Soy de la opinión que el gran punto fuerte de las
películas de Allen son sus diálogos. Los personajes hablan como auténticas
ametralladoras, saltan de un tema a otro como resortes. Cada frase daría que
pensar para unos cuántos minutos si el autor no tuviera preparada otra para los
siguientes cinco segundos y así sucesivamente. Es como si asistiéramos a la
actuación de una monologista extraordinariamente brillante, que tiene la capacidad
de hacernos reír y, simultáneamente, de congelarnos la sonrisa porque sabemos
que lo que dice nos incumbe, a menudo más de lo que quisiéramos.
Y es que incluso
en las facultades de antropología y psicología esta película tiene cabida.
Allen retrata como nadie al típico urbanita neurótico, inseguro, con una
inteligencia abstracta inversamente proporcional a su inteligencia emocional,
culturalmente anticultural, plagado de complejos (sobre todo, sexuales)
dependiente, pero con miedo al compromiso… y con psicoanalista por supuesto.
Está claro que se trata del propio Allen, y esta sinceridad tan brutal y esta
capacidad de introspección le dan un valor documental absoluto. Todos nos sentiremos
identificados de una manera u otra, si no en la personalidad, si en alguna
situación: esas tan surrealistas en las que te planteas: “y yo, ¿que hago aquí?”
A esto hay que
añadirle que Allen es un actor divertidísimo y excepcional, de una naturalidad
desarmante, y que Diane Keaton, maravillosa actriz, hace aquí el papel de su
vida y es imposible que no te enamores de una manera u otra de ella, aunque en
el universo de Allen, ligero a pesar de su inteligencia, más que de amor habría
que hablar de relaciones.
Una maravilla
que nadie debe perderse. Tan buena como divertida. Probablemente la mejor
comedia romántica que se ha hecho nunca, y que no por más imitada, se ha
igualado. Una obra maestra absoluta.
Alfinal has encontrado las palabras para escribir acerca de esta película, y además las adecuadas. Me ha gustado mucho tu crítica, como no... Y me ha resultado una película muy interesante, creo que después de leer tu crítica, si que me parece de obligada visión. Me parece normal que te sientas identificado con algunos aspectos ;), yo creo que este director es lo que busca, decir lo que se piensa y nadie dice. Tengo ganas de ver una buena peli de humor, las que se hacen habitualmente son facilonas y acaban aburriendo. En cuanto acabe los examenes la veré. La pongo la primera de mi lista. ;)
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