jueves, 10 de mayo de 2012

Pi (Darren Aronofsky, 1997)

Sorprendente como "opera prima", PI es una película soberbiamente dirigida, que muestra el sobrado talento de Aronofsky, como quedará patente en las posteriores El luchador y Cisne Negro. Contó con un presupuesto bajísimo para hacer la película, unos 60000 dólares. Pero donde escasean los medios, sobra el buen hacer. Gran parte de las secuencias están rodadas cámara en mano, de una factura casi casera, y consiguen una sensación de claustrofobia, ansiedad e irrealidad realmente sobresalientes.
            Y es que si tuviéramos que definir la película con una palabra sería encierro. Pero no el exterior, sino el peor: cuando uno es prisionero de sí mismo. Como el título claramente indica estamos ante una película sobre las matemáticas, que Aronosky enfoca de una manera muy peculiar, ya que en lugar de iluminar el mundo, en este film lo oscurecen. No quiero desvelar mucho sobre la trama de la película, pues es muy original e imprevisible. Si puedo decir que, como en el resto de películas del director, la historia gira en torno al perfeccionismo y a las obsesiones autodestructivas que generan. 
           Si la dirección es prodigiosa, el guión no le va a la zaga. Aronofsky, también autor de la historia, se maneja muy bien en un campo tan difícil como el de las matemáticas. En este punto la película no es superficial, por lo que no sonrojará a ningún especialista. Tiene momentos y diálogos de verdadero interés y profundidad científica y filosófica, sin que en ningún momento se caiga en la pedantería, por lo que podemos sumar la capacidad didáctica a las cualidades de nuestro autor. La historia y su atmósfera es claramente hija de su tiempo, los noventa, rezumando nihilismo por todos sus poros, como muy bien indica su banda sonora, muy "estilo prodigy".
         No se trata de una película perfecta. Es un tanto precipitada y en ocasiones da demasiados giros y demasiado rápidos. Además su profundo nihilismo hace difícil la empatía con los personajes. A esta visión deshumanizada contribuye también su fotografía en un blanco y negro granuloso y metálico, que ahoga y oprime al espectador tanto como a los personajes. Aronosky corregirá estos defectos en sus películas posteriores.
        En cualquier caso una película notable y muy original que realmente merece la pena ver. Una historia que presenta al cerebro como enemigo de uno mismo y a la inteligencia como frecuente antítesis de la vida. No creo que Aronosky sacralice la ignorancia... probablemente nos quiera decir que el deseo de conocimiento es bueno en su justa medida.

1 comentario:

  1. Muy interesante, dado que me encantan las personas inteligentes y la filosofía, la película ha llamado mi interés. Y si además se le añade lo bien que la describes, pues mejor que mejor. Este verano, cuando acabe los examenes tendré mucho entretenimiento, entre películas y discos. Por el momento seguire siguiendo tu blog, que cada día es mejor. ;)

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