domingo, 26 de agosto de 2012

El dictador (Larry Charles, 2012)

Olvídense del nombre del director. Esta película pertenece, al cien por cien, a Sacha Baron Cohen. Él es el guionista, la estrella,... la banda sonora está compuesta por un hermano suyo, y, aunque no pueda comprobarlo, probablemente también esté implicado en la producción.
      Como debo ser de otro planeta no he visto ninguna de sus películas anteriores, ni Borat, ni Hugo. Sé que Borat fue todo un fenómeno y que a la gente le encantó, y también que recibió en general buenas críticas, aunque algunos opinaba que el señor Baron Cohen se pasaba un tanto de rosca en sus chistes, que resultaban tanto ofensivos para los estadounidenses como para los kazajos (el personaje de Baron Cohen tenía esta nacionalidad). 
      Ya he dicho que no he visto Borat, pero desde luego he comprendido que la sutileza no es una de la virtudes de este "actor-guionista-productor-profeta-sociólogo". Leo que es el heredero natural de Peter Sellers, y me pregunto a qué facultad van los críticos.
     Desde mi punto de vista Baron Cohen es una versión multimillonaria de nuestro Carlos Latre. No es un actor, empecemos por eso, sino un humorista y un imitador. Y su humor es grueso, grueso, grueso. Parece un individuo fijado en la etapa anal (odio que tipos como éste me planteen darle la razón a Freud). Su humor es tan elaborado y complejo como la receta de un huevo frito. Se basa en caca, culo, pedo, pis,... es tan guárramente infantil que ni siquiera llega a parecer adolescente.
      Y lo peor es que todo este despropósito se viste de crítica política sobre los regímenes totalitarios de oriente medio, con lo que, además, resulta innecesariamente ofensiva para los árabes. 
      Una cosa que no perdono en una película es que como espectador me engañen. Si voy a ver una sátira política que realmente lo sea. Si voy a ver una sarta de chistes fáciles, alusiones sexuales dignas de adolescentes salidos, lenguaje de barriobajero y toneladas de excrementos y situaciones en torno al ano y a la vagina (y no exagero... la primera escena de amor ocurre cuando los dos protagonistas enlazan sus manos, literalmente, en el interior de la vagina de otra mujer... ¡ahí queda eso!), quiero saberlo. El "cine" de Adam Sadler  es pésimo hasta la muerte... pero al menos no engaña, sabes a lo que te expones si lo ves.
      El señor Cohen juega a crítico social, cuando realmente es vulgar cuenta-chistes-guarros. Y lo mejor (para él) es que se está quedando con nosotros y haciendo de oro. Es más, leo otras críticas, y en general los sesudos jueces del sétimo arte le ríen las gracias. Yo ni siquiera le perdono el título de su engendro: refiere y recuerda inmerecidamente a la gran película del grandísimo Charles Chaplin. ¿Esta es su heredera? Que Dios no asista.
      Siempre pensé que el humor estaba relacionado con la inteligencia... iluso de mi. Al parecer, el mejor camino hacia el humor debe ser la lobotomía.
      Un auténtico horror de "película", mala de solemnidad. Sólo me queda un consuelo: el "Síndrome Torrente" no es exclusivamente español.

1 comentario:

  1. Una crítica muy divertida! jajajaja. Es genial que para desprestigiar una película de humor tonto recurras al humor inteligente. No he visto la película pero trás leer esta crítica y viniendo de tí, no creo que la vea. Gracias por tu sinceridad. Un abrazo Chejofan. ;)

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