martes, 31 de julio de 2012

Pickpocket (Robert Bresson, 1959)

Cuando leí Crimen y castigo, pensé que sería absolutamente imposible hacer una buena versión cinematográfica de ella. ¿Cómo poner imágenes y sonidos a una trama que sobre todo ocurre en el interior de su protagonista? Porque, al fin y al cabo, la obra maestra de Dostoiesvky es el retrato de una lucha interna. Evidentemente, eso fue antes de conocer a los grandes maestros del cine, como el francés Robert Bresson, y de ellos he aprendido que no hay prácticamente nada que no pueda contarse con una película.
     Pickpocket (Carterista) es una adaptación muy libre de la gran novela rusa. Cualquiera que la haya leído podrá reconocerla, a grandes líneas, en la película. Sin embargo, Bresson mantiene el esqueleto a base de cambiar todo lo demás: los hechos, la ambientación, el enfoque, etc. Como en la novela de Dostoiesvky el protagonista es un joven orgulloso, solitario, inteligente, pobre e inadaptado. Al igual que Raskolnikov, Michel tiene una curiosa teoría, según la cual el crimen es una forma de expresión lícita e incluso necesaria para ciertos seres humanos, que son superiores a la mayoría. Sin embargo, si el ruso fue un delincuente puntual, el francés lo es habitual.
    Y es que ése es el gran logro de Bresson, ya que para permanecer fiel al espíritu de la novela, cambia por completo la letra. Raskolnikov era un ser atormentado, torturado por sus propios remordimientos, mientras que Michel es una especie de depredador que delinque compulsivamente. Lo que hermana a ambos es su absoluta soledad, ya que se encuentran fuera de la hermandad humana y se dedican a vagar sin rumbo, como consecuencia de su propia automarginación. Bresson logra exteriorizar magistralmente lo que en la novela era interior. A su vez, desplaza el centro de gravedad del argumento del remordimiento a la soledad.
   La visión de Michel yendo de un sitio a otro de París, dedicándose a robar, con un miedo y una tristeza infinita es algo que debe pasar a la historia del cine por derecho propio. Es verdad, que la película no tiene la profundidad psicológica que la novela que la inspira, pero la manera en que nos hace sentir el desamparo, la desorientación y la soledad de su protagonista es de una intensidad difícilmente explicable.
    Una vez más Bresson firma una obra maestra absoluta, todo un ejercicio de reflexión sobre la frágil y perdida condición humana. Como todas las películas del gran director francés, Pickpocket es poesía en imágenes, una poesía sobria, directa, sin adornos y minimalista, donde menos es más.
    Una película sublime.

1 comentario:

  1. Sin duda alguna, una buena crítica, de una buena película. No lo pongo en duda, si esta en esta página, lo será. Me ha gustado mucho la comparación de la película y la novela, no he tenido el placer de leerla pero estoy convencida de que lo haré. Es muy agradable ver como hay directores que hacen poesía del cine, al igual que tu haces poesía de una crítica, creo que muy pocas personas tienen ese dón y me encanta la idéa de haber encontrado un escritor de esta indole. Un abrazo Chejofan. ;)

    ResponderEliminar