martes, 3 de julio de 2012

Los 39 escalones (Alfred Hitchcock, 1935)


Probablemente Alfred Hitchcock sea la mejor demostración de que, en el cine, calidad artística y entretenimiento no están reñidos. Maestro absoluto del séptimo arte y uno de los cineastas más influyentes de todos los tiempos, su obra admite pocas comparaciones, tanto en cantidad como en calidad. Prácticamente es el alfa y el omega de todo un género, el suspense, que cultivó de manera exhaustiva, y con el que experimentó todas las variantes, tanto en lo argumental como en lo estilístico; hasta el punto que pocas son las películas (incluidas las actuales) de este género que no tienen una, más o menos clara, ascendencia hitchcockiana.
        Hitchcock poseía una técnica depuradísima, que le permitía filmar todo un largometraje con un solo plano, del mismo modo que podía batir el record de planos por minuto. Pero al contrario que otros grandes directores, y esto es lo que lo hace único, utilizó todo su talento para divertir y tener en vilo al público. Mi hipótesis personal es que de alguna forma el gran director británico siempre hacía la película que como público le hubiera gustado ver. Y esto es lo que lo engrandece de una manera particular, a pesar de todas las leyendas negras que circulan en torno a él: probablemente ningún otro cineasta haya sido tan respetuoso con la audiencia y con su inteligencia. 
       De Hitchcock son más que populares sus películas de la etapa estadounidense. Sus primeros films, los de la etapa británica, como la que comentamos en este artículo, son en gran parte desconocidas para el público. Evidentemente las que rodó en Estados Unidos son más maduras y perfectas, y de este tiempo datan sus obras maestras absolutas; pero en absoluto desmerecen del gran autor sus películas más tempranas.
     Los 39 escalones es una de las películas más entretenidas, trepidantes y frescas del cineasta; sorprendente para su época, por su descaro y alta carga erótica (más que el sus películas americanas). Representa el paradigma del cine de suspense por excelencia: el hombre inocente que se ve envuelto en un crimen inexplicable y que debe huir, mientras que todo el mundo a su alrededor parece conspirar contra él, de forma que, como un insecto atrapado en una tela de araña, mientras más se mueve más se enreda; la falsedad de todas las apariencias y como todas las puertas llevan a un callejón sin salida; la perplejidad ante el sin sentido de todo lo que ocurre; el desconocimiento de los motivos (que hermana al protagonista y al espectador); la hermandad misteriosa y criminal; el espionaje y los secretos de estado; la incredulidad de la policía; el final inesperado, y, por supuesto, la chica.
     Todo este esquema lo hemos visto en montones de películas. Lo verdaderamente sorprendente es que Los 39 escalones, probablemente la primera de ellas, sea su representante más perfecto (tal vez la única que pueda hacerle sombra sea Con la muerte en los talones ¡también de Hitchcock!)... como si el prototipo fuera la versión definitiva. 
     Los 39 escalones no alcanza la altura de las grandes obras de este director (pienso sobre todo en Psicosis y Vértigo); pero, como antes afirmé, es una de las películas más divertidas, intrigantes y frescas que pueden verse. Absolutamente sensacional.

2 comentarios:

  1. Acabo de leer una crítica sensacional, me ha encantado, y la he encontrado muy entretenida. Realmente invita a ver esta película, algo que como ya he dicho en otras ocasiones es un rasgo muy de tu redacción. En mi opinión no hay que desconfiar de las primeras películas de un director, quizás sea cuando son más puramente son suyas, antes de que, como pasa en muchas ocasiones se comercialicen, no digo que sea el caso, lo digo en general. Me interesa mucho ver esta etapa británica de Hitchcock, creo que merecerá la pena sin duda. Tanto como leer tus críticas, son geniales, me siento repetitiva jajaja, pero de corazón me encanta leerlas. Un abrazo. ;)

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    1. Muchas gracias por tu aliento y tu amable comentario. Hitchcock no se convirtió en un genio al llegar a Estados Unidos... él fue un genio siempre, y como tal es uno de esos pocos cineastas (como Buñuel, Dreyer, Tarkovsky, Bergmann) cuya entera filmografía merece la pena ver. Habrá películas mejores y peores (las segundas serán muy interesantes; las primeras auténticas obras maestras), pero creo que no hay que perderse ninguna. Está claro que es cuestión de opiniones, pero, en general, la mayoría de especialistas opinan que Hitchcock alcanzó su madurez en EEUU y fue allí donde firmó sus obras más perfectas. Ahora bien, como muy bien dices sus primeras películas tienen una frescura y rezuman una libertad creativa, que las de su consagración (aunque mejores) no tienen, al menos en eses grado.

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