jueves, 21 de junio de 2012

Island of lost souls (Erle C. Kenton, 1932)

Supongo que para un espectador medio de hoy día será fácil etiquetar una película como esta de ingenua y antigüalla. El cine de terror ha avanzado por los derroteros de ser cada vez más salvaje y sangriento. De hecho, en la actualidad, apenas se hacen películas propiamente de terror, sino más bien "gore". La diferencia es clara. Una película de terror trabaja con la intriga y el misterio, creando una atmósfera en la que protagonistas y espectadores se sienten inseguros, y la incertidumbre es la nota dominante. También se caracteriza por la presencia de monstruos o presencias paranormales. El "gore" tiene en común con el género anterior el pretender asustar al espectador, pero lo hace por una vía muy distinta: la de la sangre, los descuartizamientos y el dolor físico. Es lógico que acostumbrados a la brocha gorda, el pincel nos parezca insuficiente.
       Si el espectador hace el esfuerzo de liberarse de sus prejuicios descubrirá en Island of lost souls una película notable. Inspirada en la novela de H. G. Wells La isla del Doctor Moreau, es la mejor adaptación al cine que se ha hecho de este libro. Y si bien es cierto que sigue la novela fielmente, también lo es que añade elementos originales que enriquecen la historia, como el erotismo. Puede que por inhibiciones de tipo victoriano, en su libro, Wells sólo  contempla el instinto de violencia como la nota animal que permanece en el ser humano; el guión de la película añade la sexualidad, logrando situaciones realmente brillantes y que debieron resultar muy embarazosas para los espectadores de su tiempo.
      Al igual que en el libro, las dos ideas sobre las que gira son las del peligro de jugar a ser Dios y la delgada línea que separa la humanidad de la animalidad, y que fácilmente puede cruzarse. Sin embargo en el libro se aprecia un carácter filosófico y de polémica prodarwinista, que en la película están mucho más matizados. El libro es más reflexivo, la película opta más por el terror y la aventura.
      Es un film por la que se nota el paso del tiempo, al contrario que en la eternamente vangüardista Freaks, del mismo año. Pero también es cierto que el tiempo ha afectado a King-Kong y nadie le discute su carácter de obra maestra, mientras que esta película ha caído injustamente en el olvido (en España es inédita), no teniendo, a mi juicio, nada que envidiarle. La ambientación y el maquillaje están francamente logrados y la trama es más que entretenida. Además en una línea de diálogo contiene más inteligencia que todas las sagas "gore" juntas (llámense Saw, Sé lo que hicistéis el último verano o Destino final).
      Si el espectador se olvida de sus prejuicios podrá disfrutar de una muy buena película de terror. Empezé a ver Saw II y no aguanté un cuarto de hora, por aburrimiento. En cambio, Island of lost souls me gustó, entretuvo y aún la recuerdo con agrado, y la vi sabiendo que enriquecía mi cultura cinematográfica.
    

2 comentarios:

  1. No podría estar más deacuerdo contigo en cuanto a el cambio que ha dado el cine de terror. En mi caso las películas gore no me quitan el sueño, todo lo contrario que pasa con las de tipo paranormal, en las que suceden cosas más desconcertantes y te llenan de miedo psicológico. La última película que ví que realmente me quitó el sueño fué paranormal activity, y eso que es una película baja en presupuesto, pero juega con el miedo a lo desconocido y aterra mucho más que toda la sangre y visceras que te puedan poner en otras películas de más presupuesto. Yo también soy de la opinión de que el terror de antes da mucho más miedo que el de ahora, que los sustos son más por el aumento del sonido de la película que por la escena en sí. Pero todavía se puede ver de vez en cuando alguna película que te quite el sueño. Me ha encantado tu crítica como de costumbre, y tengo muchas ganas de ver esta película. Muchas gracias por seguir ahí.;)

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    1. Así es, mi querida Sonia. Hubo un momento en el que el cine de terror pasó a ser un género prácticamente para adolescentes, casi tanto como las comedias románticas de instituto, que se basaba en el sexo y la sangre, y con argumentos de verdadera risa. Estaba pensando en Viernes 13 (aunque la primera de la saga es salvable) y similares. De pronto, las películas de terror se convirtieron en una mina de oro, algo así como el Walt Disney del acné...evidentemente esto afectó a la calidad. Sólo hace falta hacer un cálculo de la edad media de los protagonistas de las franquicias de terror de los 80 y 90 y siguientes.
      Sin embargo, hay excepciones, como el genial David Cronemberg, cuyas pelis dan auténtico miedo, y que dignifican el género. Y no olvidemos que este género ha dado lugar a verdaderas obras maestras como Freaks, El exorcista, la matanza de Tejas, El resplandor, Alien, La mosca, La cosa, El Silencio de los corderos, Se7en, y muchas otras que me dejo en el tintero (mejor dicho, en el teclado, jajajaja)

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