martes, 19 de junio de 2012

Hunger (Steve McQueen, 2008)

Alabada por la crítica y casi desapercibida para el gran público, Hunger es, sin duda, una de las mejores películas de lo que llevamos de siglo. Ambientada en la Gran Bretaña de los años ochenta, se enmarca en la política represiva que el gobierno de Margareth Thatcher impuso a los miembros y prisioneros del IRA, considerándolos prisioneros de guerra, al tiempo que negaba cualquier estatus político a ellos o a sus reivindicaciones.
       En su primera parte, Hunger es un durísimo retrato de las condiciones de los prisioneros del IRA. Asistimos a palizas, abusos de todo tipo y prácticamente a la negación toda su dignidad humana. La cámara de McQueen prescinde de cualquier tipo de anestesia, pero no por ello carece de una lírica y una poética sublime, en la que cualquier detalle: el brillo del sol, el vuelo de un insecto,... nos hacen evadirnos de la cruel realidad. 
        Estamos sin duda, ante uno de los grandes directores de los últimos tiempos, con un talento único para ser a la vez directo y poético, como también demostró en la excelente Shame (2011). El montaje es lento, pausado y logra que la película tome un cariz de tranquilidad muy marcado. Otra de las constantes del director es la importancia que da a sus actores. Gusta de secuencias largas y sin cortes, de diálogos muy extensos que se desarrollan sin solución de continuidad. Evidentemente, esta forma de rodar supone un verdadero "tour de force" para los actores, pero, a cambio, otorga una sinceridad, honradez y un carácter directo a la película que la hacen única.
      Como en la nombrada Shame, el cuerpo humano es el protagonista de la historia... él y el uso que de él podemos hacer: los prisioneros utilizan su cuerpo para protestar, pues no disponen de otra cosa y los abundantes desnudos de la película representan la indefensión de los presos.
     En la segunda parte, acompañamos al prisionero Bobby Sands, en su decisión de llevar a cabo una huelga de hambre.No se puedo contar con más dureza, pero al mismo tiempo con más delicadeza y exquisitez los estragos que hace el hambre en un cuerpo humano (de nuevo el cuerpo como protagonista).  Aquí de nuevo se adueña de la función el grandísimo actor Michael Fassbender, creando un personaje que es capaz de decirlo todo con una simple respiración o un leve movimiento de ojos, alguien para el que poder levantarse, o no, es casi una cuestión metafísica... un personaje en el que fuerza interna y debilidad externa son las dos caras de una misma moneda.
     Pero lo que hace única a esta película es el enorme talento de su director. Donde cualquier otro hubiera optado por el panfleto político de abundantes diálogos, McQueen crea una historia a base de hermosas imágenes que hablan por sí mismas, sin apenas necesidad de palabras. Huye de toda moralina o cantinela política, y confía en la inteligencia del espectador para que saque sus propias conclusiones. Este gran artista (he visto dos películas suyas maravillosas, y ya creo que puedo llamarlo así) sabe que la poesía conmueve más que la crónica periodística; y, en el fondo, eso es lo que es: un poeta del cine. Aún con contenido político, Hunger va más allá del cine político; aún estilísticamente maravillosa, trasciende el cine de autor, muchas veces un ejercicio estéril de estilo. 
     No quiero desvelar mucho de la trama. Sólo decir que como todas las grandes historias, Hunger es a la vez concreta y universal. Sencillamente, una película prodigiosa. 
      

2 comentarios:

  1. Chapó! Me quito el sombrero! Tan poético es Steve Mc Queen dirigiendo como tu escribiendo. No me cabe duda de que es una película dura, pero también hermosa. Es un tema muy sufrido, pero merecerá la pena verla, aunque solo sea por ver la mirada penetrante de Michael Fassbender que aveces se te clava en la retina y sientes que te desnuda el alma, como muy bien dices es capaz de decirlo solo con una mirada. Ya me parecío una combinación perfecta la forma de dirigir tan poética de Mc Queen con la forma de actuar de Fassbender, y me gustaría mucho verlos juntos en esta película, que seguro que no deja indiferente a nadie. Me ha encantado Chejofan! ;)

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  2. Mi querida Sonia: creo que me voy a quedar sin palabras para agradecerte tus comentarios y apoyo.
    Es cierto que es una película muy dura, como también lo es que es de una gran belleza. En eso tienes toda la razón.
    También lo tienes en lo de Michael Fassbender. Este actor es un auténtico prodigio, aunque el gran público no lo conoció hasta que participó en "Malditos Bastardos". Es un actor que trasmite un energía y una fuerza indescriptible en cada una de sus interpretaciones, capaz también de manifestar dulzura, indefensión y debilidad. No sólo interpreta con su cara y su voz, sino que es capaz de expresar cualquier emoción con cada una de las partes de su cuerpo, especialmente con su mirada y su forma de moverse. Además, como los grandes, se atreve con papeles que muy pocos actores aceptarían por lo arriesgado, duros o difíciles que son. Sin ninguna duda, junto con Ryan Gostling (un actor de características muy parecidas) un buen candidato a mejor actor de su generación.

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