lunes, 14 de enero de 2013

Zero Dark Thirty (Kathryn Bigelow, 2013)

Creo que merece la pena empezar por el final: Zero Dark Thirty es una obra maestra absoluta. Una película redonda, perfecta... se la mire por donde se la mire. Tan inteligente como entretenida, tan potente como sutil,  tan objetiva como comprometida... Una película que requiere una opinión tan breve como elogiosa. Breve por que la razón de ser de esta película es que cada uno saque sus propias conclusiones. 
         Zero Dark Thirty es una obra monumental. Un film que trasciende géneros para constituirse como un referente absoluto. Como película de espionaje es inigualable; como thriller te mantiene pegado en la butaca durante más de dos horas, que pasan como cinco minutos; y como obra bélica es totalmente hipnótica, con una belleza y un lirismo únicos. Y no sólo eso... es una película que apela a la inteligencia del espectador, para que éste saque sus propias conclusiones.
       Desde mi punto de vista la mejor película de esta grandísima directora. Si antes se caracterizaba por su brío y contundencia, ahora, en plena madurez, a estas virtudes suma una sutileza y limpieza de estilo e intenciones difíciles de igualar. 
      Sólo quiero decir tres cosas: que esta película es un triunfo (con mayúsculas) en un proyecto que tenía todas las papeletas para convertirse en un chasco inaguantable; que no podría haberse hecho mejor; y que ninguna persona que no fuera Bigelow hubiera podido dirigirla.
       Perdonad mi brevedad. Pero lo importante es que no os perdáis esta magnífica película. 

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