viernes, 11 de enero de 2013

Looper (Rian Johnson, 2012)

He tardado demasiado en dedicarle el tiempo que se merecía a esta fantástica película fantástica. Espero que perdonen mi retraso, y que el tiempo pasado no juegue en contra de la posible lucidez de mi artículo... y, a propósito, de tiempo va la cosa.
        Me sigue sorprendiendo las reticencias de la mayor parte de los crítico a valorar películas de determinados géneros, como el terror, la acción y la ciencia-ficción... parece como si en sus estereotipadas cabezas nunca pudieran dar lugar a obras de calidad. Ya ocurrió con la portentosa Drive y vuelve a pasar con esta magnífica película de ciencia ficción. En ambos casos se las etiqueta de cine negro, sin el menor criterio. Supongo que el hecho de que Cark Gable o Humphrey Bogart hicieran películas de este estilo eleva el género al Olimpo, mientras que los anteriores se deben conformar con aspirar y no conseguir... y si, por "casualidad", lo consiguen se le altera la denominación de origen.
      Tal vez piensen que me extiendo demasiado en estos asuntos colaterales. Por supuesto admito la diversidad de criterios, pero es que muchas veces estos huelen más a prejuicio que a otra cosa. 
       Volvamos a lo importante. Sin temor a exagerar creo que Looper es una de las 3 mejores películas que he visto este año. Una película formidablemente entretenida y cautivadora; brillante en todos sus aspectos... visual, intelectual y emocional. Rian Johnson se presenta como un director capaz de dar una fuerza y una potencia sobresaliente a sus imágenes; por momentos duras, violentas; por momentos hermosísimas, pero siempre personales e hipnóticas.
        Su trama es endiabladamente compleja, y mientras menos sepáis de ella mejor (la sorpresa es un elemento importante para el disfrute de esta joya). En muchos momentos sentí que la película me proponía continuos retos de tipo filosófico y, sobre todo, lógico, sin resultar en absoluto pretenciosa o forzada. 
       Pero el gran milagro de Looper es la profunda alma que la alienta. Es una de las películas más humanas y bellas que he disfrutado en el cine reciente. Veréis muchas cosas sorprendentes, pero lo más sorprendente es lo que ocurre en el corazón de sus protagonistas. 
     Looper es un trapecista que continuamente te suelta para que des vueltas en el aire, y que te coge de nuevo y te impulsa en una dirección imprevisible una y otra vez. Y esta pirueta no solo nos admiramos, sino que en cierto modo crecemos como personas.
   No quiero despedirme sin reivindicar a la verdadera maestra de esta joya: La Jeteé, obra de apenas 27 minutos de 1963, dirigida por Chris Marker. Una de las películas más originales y hermosas que he tenido la suerte de ver, y que es la madre de tres referentes de la ciencia ficción como son 12 Monos, Terminator y Looper... y, en mi opinión, esta última es la más digna heredera de su madre.

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