sábado, 1 de septiembre de 2012

Dial M for Murder (Alfred Hitchcock, 1954)

Basada en la obra del dramaturgo inglés Frederick Knott, y con guión del mismo autor, Dial M for Murder, un imaginativo y sugerente título, que desgraciadamente se tradujo en España como Crimen Perfecto, está película es una más que entretenida, intrigante y efectiva muestra del cine de Hitchcock.
       El origen teatral de la trama se percibe fácilmente, pues todo ocurre prácticamente en una habitación, de donde los personajes entran y salen. Sería fácil pensar que el mérito del gran cineasta inglés en este caso es más bien escaso, pues sería prácticamente el guión Knott quien llevaría el peso de toda la trama, quedando la dirección en un segundo plano. Pero conviene no confundirse, teatro y cine son dos artes muy distintas, y lo que funciona en una, no tiene por qué funcionar en la otra. Hitchcock respeta este aspecto, y no trata de hacer que la historia o el desarrollo sea distinto al original, pero eso no significa que la dirección, ni el lenguaje cinematográfico sean secundarios, más bien al contrario.
     Precisamente el hecho de que las opciones visuales sean tan limitadas, parece ser un estímulo para el gran maestro británico, y logra una dirección tan prodigiosa como efectiva y sutil. Es cierto que gran parte del peso corre de cuenta del guión y de los diálogos, pero la maestría de Hitchcock está en como al cambiar ligeramente la perspectiva, o mostrar un personaje u otro (o a ambos) modifica por completo el centro de gravedad de la intriga. Por increíble que parezca tiene un control absoluto sobre su film y las emociones que despierta. Es como un guía que te lleva por un bosque tenebroso, y te dice "párate aquí", "escucha esto", "ven y mira esto otro"... Es cierto que es el bosque el que da miedo, pero también lo es que es nuestro guía el que lo modula, haciendo que varíe en el tiempo y en el espacio.
     Para hacer lo que hacía Hitchcock (y que nadie más a hecho) hace falta un talento descomunal y también un gran conocimiento de la mente humana, o de, al menos, sus mecanismos del miedo y la inquietud. Ningún otro director en la historia a logrado lo mismo, y no hay más que ver la distancia que separa al maestro de su discípulo Brian de Palma, que no carecía de talento, pero al que faltaba sutileza.
     Dial M for Murder es entretenimiento de primerísima clase. Una película en la que la planificación y el relato de un crimen puedes resultar más emocionante que el crimen en sí, una intriga adictiva donde todo se decide en los pequeños detalles. Una verdadera lección de simplicidad, inteligencia y sutileza, que todo las películas de intriga contemporáneas, con su efectismo
 deberían aprender.
     Simplemente una película genial e irrepetible, como muestra el hecho de que entre ésta y la versión que se hizo en 1998, protagonizada por Michael Douglas, Gwyneth Paltrow y Viggo Mortensen, hay una pequeña distancia: la que separa el cerebro del bajo vientre.
   

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