viernes, 17 de abril de 2015

Birdman (Alejandro González Iñárritu, 2014)

Al estrenarse "Birdman" las alabanzas de la crítica fueron tan unánimes y fervorosas que ingenuamente di por hecho, sin ni siquiera haberla visto, que estaba ante una obra maestra, una película que marcaría un antes y un después en el cine de Hollywood. González Iñárritu nunca había sido santo de mi devoción. Reconozco ciertas virtudes e interés en las tres películas suyas que ya había visto: "Amores Perros", "21 Gramos" y "Babel". Sin embargo su manera de entender el cine no acababa de convencerme. Le reconocía un talento visual innato. Pero una cosa es la virtud y otra cosa el virtuosismo. En mi opinión, el director mejicano, consciente de su capacidad plástica, se recreaba demasiado en ella, obviando otros aspectos que en una película son igualmente importantes. Entre otros, que a menudo lo sencillo es más eficaz que lo barroco, que la fotografía está al servicio de la historia y del espíritu y no al revés, o que la edición es básicamente quedarte con lo esencial para prescindir de lo superfluo y no un fin en sí mismo. Francamente me irritaba el divismo con el que dirigía, dando por sentado que él era la estrella de la función.
     Aparentemente "Birdman" suponía un giro de 180 grados. Iñárritu abandonaba el tremendismo de sus anteriores obras para dar vida a una historia absurda, excesiva, divertida e implacablemente crítica con los tópicos hollywoodienses. Se decía que el exagerado Iñárritu había encontrado un libreto igualmente desmesurado que encajaba como anillo al dedo con su estilo. Por fin una perfecta simbiosis entre continente y contenido, que contendría y canalizaría todo lo histriónico del mejicano, para dar lugar a una obra revolucionaria, única, que sentaría cátedra en el aburrido panorama del cine estadounidense. Una película, en definitiva, que se apropiaría de todos los códigos del (mal llamado) cine comercial, y que los reventaría desde dentro. 
     Eran tanto los prejuicios favorables y tantos los deseos que tenía de disfrutar de un película sencillamente genial, que desde el principio me predispuse a ver ingenio y maestría en cada imagen y línea de guión. Pero eso no impidió que mi entusiasmo se desinflara poco a poco de manera inevitable. 
     Desde luego era consciente del talento de Iñárritu, de sus golpes de genio en ese único y largo plano secuencia que es la película. También el guión tenía sus buenos momentos, ácidos, incisivos. Pero todo ello quedaba ensombrecido por el creciente sopor que la película me iba causando conforme avanzaba. La maestría tan deseada y anticipada no acababa de aparecer. Sólo mucho después de ver la película me rendí a la evidencia. "Birdman" es, en mi opinión, una película víctima de sus propias pretensiones. No tomándose a sí misma tan en serio podría haber sido una buena, o incluso muy buena, comedia. Iñárritu me recordó a un jugador de fútbol que, víctima de su virtuosisimo,  olvida que el suyo es un deporte de equipo, cuyo objetivo marcar goles para ganar los partidos, enredándose en regates, acaba por perder el balón.
    Soy el primero en reconocer los méritos de su libreto y sobre todo de su dirección, sublime por momentos, pese a que Iñárritu se guste demasiado a sí mismo y oblige a los espectadores a un esfuerzo excesivo para que reconozcan lo bueno que es él. El principal problema de "Birdman" es que pretende mucho más de lo que logra, y eso a todas luces la convierte en una película fallida.
    Supongo que la unánime pleitesía que a "Birdman" le rindió la crítica tiene mucho que ver con su abundante (en mi opinión, excesivo), meta-lenguaje. Con este palabrejo me refiero a que es una película esencialmente auto-referencial, cine que habla del cine, de los actores, directores, críticos; de sus deseos, cuitas, grandezas y miserias. Este ejercicio masturbatorio siempre ha tenido mucho éxito entre los "críticos", "cinéfilos" e "intelectuales". A mi me aburre soberanamente y me parece penoso. Me gustan las películas que hablan de la vida, no de películas, y menos cuando se trata de una terapia de gremio para lamerse las heridas.
    Ahora bien, la secuencia del protagonista que, expulsado del teatro, se ve obligado a cruzar una concurrida plaza neoyorquina llevando únicamente unos calzoncillos es hipnótico y maravilloso, y que tenía la virtud de recordarme a "Breaking Bad". Es un momento de cine realmente mágico. Por desgracia no basta para salvar una película.

3 comentarios:

  1. pienso más o menos lo mismo que tu sobre iñárritu, pero no estoy de acuerdo con tu generalización y evaluación negativa de los meta-niveles en el cine. para empezar habria que distinguir entre metafilm (termino especifico, cine que emplea rodaje de cine para hablar del significado del cine, para indagar en el porque de la inquietud de hacer cine y la problematica de filtrar textos y pensamientos en una visualisación concreta) y metatexto (termino mas general describiendo otros niveles de auto-referencialidad, como personajes hablando de peliculas, peliculas que se ven en una tele o en un cine, escenas que transcurren dentro de cines, pero también la reconstrucción de escenas de otras peliculas de forma abierta o más sutil).
    hay ejemplos de metacine que para nada describiria como "ejercicio masturbatorio", sino indagaciones sobre nuestra consciencia del mundo que nos rodea y esta inquietud de hablar de ello. en efecto es un discurso sobre la comunicación y el lenguaje, su funcionamiento y sus limites, pero tambien sobre los limites entre realidad y representación. algunos títulos: "intervista" (federico fellini, 1987), "stardust memories" (woody allen, 1980), "living in oblivion" (tom dicillo, 1995), "road to nowhere" (monte hellman, 2010), "sunset boulevard" (billy wilder, 1950), "inland empire" y "mulholland drive" (david lynch, 2006 y 2001), "adaptation" (spike jonze, 2002), "a cock and bull story" (michael winterbottom, 2006), "ed wood" (tim burton, 1994), y porque no también "bowfinger" (frank oz, 1999) y "tropic thunder" (ben stiller, 2008), y por supuesto "the cameraman" (edward sedgwick, 1928). mel brooks alude frecuentemente al rodaje de las peliculas que se esta viendo, como en "spaceballs" (1987) o en "blazing saddles" (1974).
    por cierto, el cine no ha inventado la mise-en-abyme. en la literatura destacan titulos como "niebla" (miguel de unamuno, 1914) o "si una noche de invierno un viajero" (italo calvino, 1979). incluso don quijote tiene en volumen II este momento de hablar de haber leido volumen I (y estamos hablando de 1615). en la pintura se podria nombrar "las meninas" (velazquez, 1656), en el teatro "seis personajes en busca de autor" (luigi pirandello, 1921) o "rosencrantz and guildenstern are dead" (tom stoppard, 1966), este último en conexión con la pelicula del mismo título (tom stoppard, 1990) que habla de forma sútil e inventiva de las diferencias entre texto e imagen. la lista es inagotable, pero voy a parar aqui. no creo que todos estos artistas simplemente hayan sufrido o estén sufriendo de un ego demasiado inflado. quieren entender porque tenemos esta inquietud de relatar algo y en que problemas nos metemos cuando lo hacemos.

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    1. Muchas gracias por tu comentario, a. Tienes razón en que he generalizado de manera injusta. No debería haber criticado el meta-lenguaje en sí mismo, sino "Birdman" como meta-película en, mi humilde opinión, particularmente irritante. Desgraciadamente, de las películas que comentas, sólo he visto "Ed Wood", que me encanta (la considero la mejor película de Burton) y "Tropic Thunder", divertidísima. Es cierto que 8 y medio también es una película sobre cine y es un asimismo espléndida.
      Vuelvo a disculparme por una generalización, como decía antes, injusta. Muchas gracias por tu ilustrado comentario y tu constructiva crítica. Es un placer tener lectores como tú.

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    2. un placer leer tus postings.
      tienes razon con "8 y medio". la dejé aparte porque se preocupa menos por el rodaje en si que con la mente del director, pero sí, tiene momentos de metacine. conocer "la dolce vita" y "8 y medio" es imprescindible para poder entender "intervista" (y también "stardust memories").

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