lunes, 22 de abril de 2013

Berberian Sound Studio (Peter Strickland, 2012)

Berberian Sound Studio es una de las películas más desconcertantes y originales que he tenido la oportunidad de ver últimamente. Sincera como pocas, es un acto de arte puro, tanto por su calidad como por su planteamiento, sin ninguna concesión a la galería. 
    Sobre un sentido homenaje al "Giallo" (revisión italiana del género de terror típica de los años 70, sangrienta y erótica al mismo tiempo, y, por regla general de ínfima calidad), Strickland construye una obra personalísima, en las antipodas del género que quiere homenajear. 
    Berberian Sound Studio nos cuenta la historia de un apocado editor de sonido británico que es contratado por una productora italiana para crear la identidad sonora de su nueva película, una sangrienta y desagradable historia sobre espíritus, brujas, torturas y violaciones. No acostumbrado a ese tipo de cine, nuestro protagonista poco a poco se va infectando del ambiente sórdido y demente que rodea al film y a la productora.
   Strickland toma la arriesgada decisión de no decir nada y sugerirlo todo. En Berberian Sound Studio ni la historia ni los personajes avanzan, sino que más bien giran y giran sin sentido como en una especie de tiovivo zombie atraídos por la irresistible gravedad de las zonas más oscuras del alma humana. No hay imágenes explicitas... en su lugar, el sonido adquiere un protagonismo absoluto como vehículo y catalizador de lo tenebroso.
    No se trata de una película fácil, y no por su dureza, sino por lo desnudo de su propuesta. Strickland no tiene ningún interés en aclarar al espectador lo que está pasando. En lugar de ello lo atrapa en una tela de araña claustrofóbica que parece el lado oscuro del limbo.
  ¿Es Berberian Sound Studio una película de terror? No exactamente... es una pesadilla que se va cerrando progresivamente sobre el espectador, en la que no podemos diferenciar lo real de lo irreal. 
    Tomando como excusa el terro italiano, Strickland nos lleva hasta Poe. 

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