martes, 2 de abril de 2013

Los Sospechosos Habituales (Bryan Singer, 1995)

Cuando se estrenó esta película, Bryan Singer dejó a todo el mundo con la boca abierta con ésta originalísima, apasionante y demoledora película policiaca, contada del presente al pasado... Un prodigio de tensión narrativa, y, sin duda alguna, una de las películas emblemáticas de los años 90, aunque se la haya dejado un poco de lado.
       La película de Singer, al mismo tiempo, que un homenaje a las grandes obras del cine negro, es una deconstrucción de todos los códigos del género. Si bien no está exenta de acción, el gran duelo se produce entre las mentes de los protagonistas, en una especie de versión psicológica del juego del gato y el ratón. La mayor parte de la potencia de la película reside en sus magníficos diálogos y en sus metamórfico y proteico argumento.
    Bryan Singer, cineasta por el que siento un gran respeto, sobre todo a su loable esfuerzo por demostrar que entretenimiento y calidad no son conceptos contradictorios (es el padre de la saga cinematográfica de la Patrulla X, y del inefable Doctor House), en esta película dio lo mejor de sí mismo. Su estillo limpio, claro y clásico contrasta con el alambicado guión, siendo su complemeto perfecto, de forma que mantiene al espectador en una especie de limbo, en el que ni acaba de comprender ni termina de perderse. Su labor dirigiendo a los actores es espléndida... Sin duda una clave de Los Sospechosos Habituales, película coral como pocas,  es la elección de los intérpretes y sus respectivas actuaciones.
    Los Sospechosos Habituales es un de esas películas que más se disfrutan mientras menos se sabe. Por eso es tán difícil escribir sobre ella, pues todo lo que se diga será utilizado en contra del comentarista.
    Creo que ha llegado el momento y dejar que el espectador inocente disfrute de este gran juego de prestigitación intelectual que es la película de Singer. Al que la haya visto le recomiendo que la revise... la sorpresa no desaparece, simplemente se transforma. Al terminar la película un mantra probablemente se os haya grabado en el cerebro: Keyser Söze.
   
     

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