sábado, 2 de noviembre de 2013

Prisioneros (Denis Villeneuve, 2013)

Prisioneros ha sido la gran sorpresa del año, una película de la que no había oído hasta que prácticamente llegó a los cines. La primera noticia que tuve de ella, fue la de la estancia de su protagonista en el festival de San Sebastián, donde ganó el premio al mejor actor, cosa, por otro lado, no muy habitual para el protagonista de un film de intriga (intentaré evitar la palabra "thriller" en la medida de lo posible.
    No puedo decir prácticamente nada de su director, en mi caso un perfecto desconocido. Incluso repasando sus películas en IMDb, no encuentro ninguna que haya vista, o de la que al menos tenga noticias. No importa, Prisioneros es una magnífica y deslumbrante película de intriga, que yo situaría inmediatamente en El Olimpo del género, un cruce de caminos entre Mystic River, El Silencio de los Corderos y Zodiac, tan descarnada como la primera, aterradora como la segunda y exasperante como la tercera. 
    Lo primero que llama la atención de esta película es su duración, casi dos horas y media. Eso la hace tres cuartos de horas más larga de lo que lo suelen ser estas películas. Curiosamente la acerca a Zodiac, que es con la que guarda mayores similitudes narrativas. Estos 45 minutos extra fueron una apuesta muy arriesgada, ya que la relativamente sencilla trama podía resolverse en bastante menos tiempo... pero han acabado siendo la gran virtud del film, y lo que la diferencia del resto de pelis del género.
     Prisioneros se centra más en los aspectos internos que externos de la historia. Más que los acontecimientos, investigaciones, pistas, la película el eje de la historia es el padre, su angustia, impotencia, rabia, conflictos morales... Prisioneros es una película que plantea muchas preguntas y pocas responde, dejándole ese privilegio al espectador. 
     Un film de estas características sólo puede sostenerse gracias a grandes interpretaciones, y en Prisioneros todos sus actores están estupendos, especialmente sus protagonistas Jake Gyllenhaal y Hugh Jackman. Pero es el actor australiano el que se adueña de la función... Dueño y señor de cada fotograba en el que aparece, Jackman nos regala una interpretación portentosa, de una intensidad pocas veces vista. Es prácticamente imposible no hacer tuyos cada uno de los sentimientos de su personaje, y en un conjunto tan logrado su imponente presencia brilla de un modo especial.
     No quiero decir mucho más para no desvelar demasiadas cosas de la trama. Sólo decir que Prisioneros es una película de dos horas y media, que me parecieron la mitad. En ningún momento, me revolví del asiento o aparté la vista. Cada minuto me tuvo pegado a la pantalla... desde el primer fotograba al último todos están llenos de sentido.
    Por favor, no os la perdáis.

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