domingo, 6 de octubre de 2013

Gravity (Alfonso Cuarón, 2013)

Muy a mi pesar, ya que fui a verla muy ilusionado, Gravity me ha dejado una sensación agridulce. Los logros visuales de la película son innegables. Nunca hasta ahora se había hecho un uso tan bueno de las 3D en el cine. En esta película, la sensación de profundidad no es un mero adorno ni un recurso facilón para sorprender a la audiencia, sino una de sus razones de ser... un elemento esencial para atrapar al espectador y llevarlo literalmente a otro mundo. En Gravity, el espacio exterior no se ve: se siente. Estamos ante una película que por méritos propios se convierte en una experiencia nunca antes vivida.
      Junto con la tercera dimensión, el propio espacio exterior es el otro gran hallazgo de la película. Nunca el vacío se había mostrado  de manera tan precisa: el ambiente más inhóspito imaginable, donde no existe ninguna de las normas que permiten la vida. Sin aire, sin fuerzas de gravedad que proporcionen puntos de apoyo, sin rozamiento que frene o altere los movimientos una vez iniciados, este infierno oscuro y mayormente frío es la mayor amenaza para la vida, un ambiente en que los seres humanos son monigotes víctimas de las implacables leyes de la naturaleza, que tan benévolamente nos tratan en nuestro planeta, pero que tan despiadadas son fuera.
    Si a esto le sumamos una historia tan sencilla como efectiva y desasosegante, esta película tenían todos los números para convertirse en un hito cinematográfico. Sin embargo aquí empiezan los peros.
   Nadie duda del talento visual de Alfonso Cuarón. Lo demostró sobradamente en su anterior película Hijos de los Hombres. Sin embargo esa tendencia tan briandepalmesca al virtuosismo, con esos planos barrocos e interminables con movimientos de cámara imposible no es lo que mejor sienta a la película. Una dirección más pausada, con planos más lejanos y fijos hubiera sido más acertado en mi opinión, ya que hubiera resaltado mucho más la fragilidad humana en medio del espacio interminable.
     Tampoco el tratamiento de los personajes es, en mi humilde opinión, el idóneo. En primer lugar, en una historia tan primitiva cómo esta, pues a pesar de todo su artefacto, trata de la lucha por sobrevivir, la sobrexplicación de los protagonistas está de más. El tanto hablar de sus pesadillas, traumas, anhelos,... Distrae al espectador de lo realmente importante: el aquí y ahora de la historia. Además, tanto detalle personal convierte en estereotipos (el aventurero valiente y simpático, la intelectual traumatizada) lo que simplemente deberían ser dos personas luchando por vivir en un entorno donde ninguna de las habilidades que usamos en nuestra vida normal nos sirven. Por otro lado, el exceso de diálogo desentona en un ambiente mucho más propicio para el silencio y la contemplación.
     Que quede claro que Gravity es una película estimable, y que, básicamente, me mantuvo pegado a la butaca. Aún así, no pude evitar cierto fastidio al ver en este film tan prometedor los mismos defectos que en la mayoría de películas contemporáneas: la predilección por el espectáculo sobre la contemplación pausada, el miedo al vacío, como si el silencio y la pausa irremediablemente aburrieran al espectador, y esa tendencia a la verborrea explicativa, como si los que la vemos no fuéramos capaces de sacar nuestras propias conclusiones. ¿No tiene más encanto lo sugerido que lo explícito? Curiosamente los mejores momentos de la película son aquellos en los que Cuarón se olvidad de la trama principal y se recrea en la inmensidad y belleza del universo, cuando su inconsciente lo separa de Brian de Palma y lo acerca a Tarkovsky.
      Una pena, porque apuntando a obra maestra indiscutible se queda en buena película.

2 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo con tus observaciones, Chejofan. De todas formas, me ha quedado buen recuerdo de la película, como si yo hubiera hecho una excursión por el espacio...

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    1. Muchas gracias por tu amable comentario, Laurencio. A mi también me dejó buen sabor de boca. Desde luego es un banquete para los sentidos, como Avatar... pero cómo a esta le falló el guión. Lo que no se puede negar es que es un gran espectáculo. Aficionado a la astronomía como soy, más de una vez me dejó con la boca abierta.

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